Ribadesella celebrará el próximo año, con un programa repleto de actividades culturales, el quincuagésimo aniversario del descubrimiento de la cueva de Tito Bustillo, considerada como uno de los santuarios mundiales del arte prehistórico. Los miembros de la Sociedad Etnográfica de Ribadesella, principales impulsores de la iniciativa, mantuvieron ayer en el Centro de Arte Rupestre una primera toma de contacto con el director del Museo Arqueológico de Asturias, Ignacio Alonso, de la que salió un borrador con varias propuestas iniciales, a saber: conferencias sobre la trascendencia que tuvo el descubrimiento a cargo de algunos de varios investigadores, un homenaje a los descubridores y que narrarán en primera persona como vivieron aquel 11 de abril de 1968 , conciertos musicales en la Cuevona de Ardines y hasta una exposición fotográfica.

Una exposición compuesta por materiales vinculados al descubrimiento con recortes de prensa y revistas de época, visitas y talleres son otras de las opciones que barajan con más fuerza. "Queremos preparar una celebración ambiciosa, espaciada en el tiempo, no de dos días aunque siempre hay que salvar las limitaciones económicas", explicó el miembro de la Sociedad Etnográfica de Ribadesella José Manuel Rodríguez. La idea de los organizadores es la de concretar un segundo encuentro antes del mes de agosto, cuando harán un paréntesis hasta después del verano. "Estaremos en permanente contacto con la consejería de Cultura y nos gustaría contar con todos los vecinos que puedan aportar testimonios, documentos o material fotográfico relevante del entorno del descubrimiento", señaló. "Creemos que quedan secretos por descubrir en la cueva", dijo.

El hallazgo de las pinturas prehistóricas de Tito Bustillo se produjo en la Semana Santa de 1968, cuando varios integrantes del grupo de espeleología Torreblanca se juntaron con dos riosellanos para explorar grutas por el concejo. Entre ellos se encontraba Celestino Fernández Bustillo, Tito Bustillo, que dio su nombre a la cueva tras el accidente que acabó con su vida tres semanas después del descubrimiento en una gruta quirosana.

La historia del descubrimiento es muy popular. Los jóvenes desoyeron las advertencias de los vecinos de la zona que les aconsejaron no introducirse en la cavidad, a la que accedieron con luz de carburo y eléctrica. Tras cerciorarse de que había pinturas bajo el conocido como Camarín de las vulvas, a Tito se le habría apagado el carburo y al encenderlo, con el fogonazo, vieron la famosa cabeza de caballo, todo un símbolo de la cueva riosellana. El descubrimiento tuvo gran repercusión mediática local, nacional e internacional debido a la calidad y cantidad de las obras, equiparables a los más importantes yacimientos europeos entonces conocidos.

Los nombres de los descubridores figuran desde 2004 en una placa que se colocó en el exterior de la cueva a modo de homenaje. En marzo de 2011 se inauguró el Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo, un proyecto museográfico para la divulgación y promoción del arte rupestre paleolítico asturiano.

El centro se encuentra a 250 metros de la cueva. La cavidad, también conocida como El pozu'l Ramu fue declarada en julio de 2008 Patrimonio de la Humanidad. De los doce conjuntos que la forman, sólo se puede visitar unos meses al año el panel principal.

La temporada se amplió este año hasta los ocho meses, quince días más que en 2016. La entrada a la cueva y al centro rupestre cuesta 7,34 euros. La edad mínima para acceder al enclave es de 7 años.