No disparará fuego real el 5 de agosto para dar la salida al Descenso Internacional del Sella, pero luce desde ayer la rehabilitación integral impulsada por el comité organizador y realizada por los mineros del pozo Sotón. El cañón del Sella ha regresado a la plaza de Venancio Pando de Arriondas tras pasar meses en las dependencias de Hunosa, donde se acometió la reparación más importante desde que el 18 de julio de 1974 fue disparado para anunciar el inicio de las fiestas del Carmen, también en la capital parraguesa, no resistió la onda expansiva y reventó en numerosos pedazos, rememoró ayer el cronista oficial del concejo, Francisco José Rozada.

La parte estética está solventada con un resultado aplaudido, entre otros, por el presidente del Codis, Juan Manuel Feliz; por el alcalde de Parres, Emilio Longo, y por la presidenta de la hullera pública, Teresa Mallada. Sin embargo, y como explicó ayer el jefe de equipo del pozo San Nicolás, Mario García Con, "falta la parte del accionamiento, la mecánica", para que el cañón vuelva a disparar, de modo que tendrá que regresar a las instalaciones de Hunosa. Con todo, el regidor apuntó que antes de este remate será necesario resolver la tramitación administrativa necesaria para que esta pieza, considerada patrimonial y no "arma de guerra", pueda ser disparada como tal. Además de por Patrimonio Cultural la petición tendrá que pasar por el Ministerio de Defensa, un proceso demasiado largo como para completarlo en las dos semanas que quedan para el Sella. Eso sí, el cañón volverá a tener este año el protagonismo que recobró en la edición anterior a orillas del río. Será llevado unos días antes y los guías del pozo Sotón colocarán una especie de cañón pequeño debajo del grande, que emitirá el ruido de uno auténtico y logrará "una simulación muy buena, suficiente", describió Feliz, quien desea que el próximo año sí pueda dispararse. Longo tiene "ilusión y esperanza" de que "algún día vuelva a disparar" como lo hizo en el Descenso de 1968. De conseguirlo en 2018, la celebración sería redonda, pues se cumpliría medio siglo de una tradición que reza: "Un cañonazo da la salida de mil piraguas".

Se sabe que es una pieza de artillería auténtica, datada en el siglo XVIII. "Disparaba pelotas de hierro de ocho libras, con una carga de proyección de dos libras y media de pólvora negra", relató el cronista, antes de añadir que tiene "un alcance de 530 metros que podría llegar hasta los 840 en momentos determinados". En su opinión, el arma "procede muy posiblemente de las defensas costeras de Cartagena o Cádiz de hace tres siglos". Fue adquirido en un mercado de antigüedades y donado a la villa de Arriondas por la Federación Española de Piragüismo en agosto de 1968.

García Con, uno de los artífices de la resurrección de la pieza, explicó ayer que la "restauración completa ha sido muy laboriosa y gratificante", en un doble sentido para él por ser sus padres de la zona. Requirió tratamiento tanto de la madera como del acero y se espera de él, cuando vuelva a funcionar, "que suene desde Cangas de Onís", remarcó.