"Hasta que no ocurra una desgracia no se pondrán manos a la obra". La frase, una mezcla de crítica, denuncia, lamento y queja, fue lanzada ayer por el cántabro Ramón Ruiz, usuario habitual del tramo de la carretera N-634 que une Bustio con La Franca, en el concejo de Ribadedeva. Criticaba que desde hace dos meses permanezca cortado un carril de la N-634 en las curvas de Villasola, como consecuencia de un argayo, y que la Administración central, titular de la vía, "no haya hecho nada más que poner unos semáforos" para regular la circulación en la zona.

Ruiz, lo mismo varios vecinos de Pimiango y Colombres, destacaron la "enorme peligrosidad" que supone este "punto negro" de la N-634, en el que se registraba hace diez días un accidente que obligó a trasladar a una persona herida al Hospital del Oriente de Asturias (HOA).

La carretera N-634 quedó cortada entre Bustio y La Franca el 4 de junio, cuando se produjo un desprendimiento de tierra y rocas que obligó a la Administración central a acometer obras de urgencia para retirar parte del material caído a la vía. Al día siguiente quedó abierto un carril y comenzó la regulación del tráfico para dejar paso, alternativamente, a los vehículos en ambos sentidos de la marcha.

El Estado señalaba días más tarde que prefería acometer una obra en profundidad en esa zona de las curvas de Villasola. Los expertos del Ministerio de Fomento expresaron su temor a que una reparación inmediata provocara un desprendimiento aún mayor. La idea de ejecutar la obra "bien, mejor que rápido" fue respaldada por el alcalde de Ribadedeva, el socialista Jesús Bordás.

Desde el 5 de junio, el tráfico en las curvas de Villasola está regulado por dos semáforos. Y el argayo sigue ocupando en su totalidad uno de los carriles de la N-634. Ello por el temor a que retirar la tierra y las rocas caídas en el carril que utilizan los vehículos que se dirigen hacia Cantabria provoque la caída de más arcilla y rocas. El lugar del desprendimiento permanece vallado y se han colocado en la zona señales de precaución y de limitación de velocidad. La zona de las curvas de Villasola ya había dado problemas por los argayos durante la construcción de la autovía del Cantábrico.