La devoción por la Virgen de la Cueva crece en Piloña, donde un ejército de aldeanos arropó ayer la imagen de la Patrona en su procesión por los aledaños de la visitada gruta. Lo hicieron al son de la gaita y del tambor y acompañados por cinco ramos con panes que se subastaron con el fin de recaudar fondos para la restauración del templo, que permaneció cerrado más de ocho años después de que se registrara un desprendimiento de rocas sobre la casa de los guardeses en junio de 2000.

Durante la misa, oficiada por el párroco de Infiesto, Manuel García Velasco, hubo un reconocimiento para cuatro feligreses por su contribución en la promoción del Santuario. Los galardonados con una medalla de plata fueron: Gustavo Longo, Luis Antonio Azcoitia "Lele", Paco Cardín y a título póstumo el vecino de San Román Juan José García Castañedo, que según destaco el cura contribuyó a la restauración de la imagen después de que esta fuera sustraída por unos ladrones a finales de los años 80. Longo y Azcoitia, que el año pasado publicaron un libro sobre la historia de La Cueva con fotografías inéditas, mostraron su "sorpresa" y "satisfacción" con la distinción. Tras la eucaristía, la imagen de la Patrona de Piloña salió de su cueva vestida con un mantón blanco y dorado y a hombros de vecinos como Javier Tamargo, José Antonio Machargo, José Luis Pérez y Manuel Sánchez, entre otros. El desfile que puso fin a la novena de la Cueva fue seguido de cerca devotos llegados de distintas partes del mundo.

Entre ellos se encontraba el francés Jacques Pottier, que no se pierde la fiesta "por nada del mundo". Pottier, exfuncionario de Hacienda y residente en París, conoció el Santuario piloñés hace casi una década por su amistad con el párroco local y se quedó prendado del lugar, al que vuelve cada año "porque tiene encanto natural".