Alrededor de 300 kilos de queso de los Beyos. Eso es lo que cinco elaboradores artesanos y un profesional pusieron ayer a la venta en San Juan de Beleño con motivo de la XXXIV edición del certamen de este manjar. El afamado producto voló de los stands tan rápido como iban llegando los visitantes, este año un poco más rezagados que en ocasiones anteriores.

La calidad, su homogeneidad y su gran presentación fue destacada por los miembros del jurado: Rafael Secades, Guillermo Díaz y Luis Busto. El queso no alteró el precio de ediciones anteriores, vendiéndose el de vaca a 15 euros el kilo y el de cabra y oveja a 17 euros. David Junco Hortal, de Viegu, se hizo con el primer premio de los elaboradores artesanos, seguido de Alejandro Alonso y de José Ángel Moriñigo, de San Ignacio.

Salvador Pilar, de la quesería La Collada, con sede en Cirieño (Amieva), aseguró que 2017 ha sido positivo para el queso. Al certamen acudió con 85 kilos. "Las ventas han sido positivas, y ahora con la Navidad volverán a repuntar. Es un queso demandado y con futuro, y la IGP (Indicación Geográfica Protegida) ha sido clave", añadió.

Por su parte, los hermanos Jesús y Juan Ángel Moriñigo vendieron los sesenta kilos del queso de los Beyos que llevaron, cuarenta con leche de vaca y veinte con leche de cabra. Pili Moriñigo y sus sobrinos, Lidia y David Gutiérrez, estaban al frente del puesto. "Venimos al certamen desde hace cuatro años y no nos ha ido mal. Hemos ganado varios premios", indicaron.

El pregonero del certamen, el pintor Ramón Carreño "Monchi", habló del queso como "una joya gastronómica" y recordó los tiempos donde era muy poco conocido más allá de "los pueblinos donde se elaboraba".

No solo hubo quesos en Beleño. La producción artesanal de miel tuvo también su hueco gracias a los 100 kilos que presentaron José Tomás Tejo, de Pen (Amieva), y José Alonso, de Cainava (Ponga). El grupo folclórico Picos de Europa puso la nota de color a la fría mañana en San Juan de Beleño.