Ribadesella se vistió de luto en la mañana de ayer tras conocer la noticia del fallecimiento de Francisco Javier Hoyos Lizarraga, Javier "el Aparejador", como también era conocido, a la edad de 68 años y tras haber estado luchando contra una dura enfermedad que finalmente se lo llevó en su casa de la villa riosellana, localidad a la que dedicó toda su vida. Su nombre quedará ligado para siempre al de la villa de Agustín Argüelles por ser uno de los fundadores de las carreras de caballos que se celebran en la playa de Santa Marina durante la Semana Santa, un evento deportivo que concentra a miles de personas cada año y que no para de crecer.

La vida de Javier Hoyos discurrió entre el trabajo y su pasión por la hípica. Este aparejador trabajó en la Cerámica de Llovio y se dedicó también a trabajar por sus vecinos como concejal en el Ayuntamiento riosellano en uno de los gobiernos capitaneados por el socialista Juan Ureta. Tras su jubilación, pudo dedicarse de lleno a la que fue, junto con la hípica, una de sus grandes pasiones: la talla de madera, con la que incluso había llegado a organizar alguna exposición para mostrar sus obras a sus vecinos.

"No hay un establecimiento o una asociación en Ribadesella que no tenga una talla suya", comenta Javier Mateos, un gran amigo de Hoyos. "Era todo corazón, un amigo por encima de todo", recuerda Mateos, que destaca que, para él, más que un amigo, Hoyos fue un "compañero de vida y confidente" y cuenta que estuvieron juntos "en lo bueno y en lo malo".

Ignacio Alonso también le acompañó durante gran parte de su vida, ya que además de ser amigos estudiaron juntos. De Hoyos destaca "su inteligencia". "Solíamos quedar en un bar de Ribadesella y tener conversaciones a veces hasta las cuatro de la mañana. Realmente le voy a echar de menos", lamenta.

Desde luego, amigos no le faltaban a Javier Hoyos. Armando Basilio también le recuerda con cariño y destaca su "carácter afable y siempre participativo y dispuesto". Un carácter que le llevó a ser uno de los fundadores de las carreras de caballos de Ribadesella allá por el año 1989.

"Su figura para la equitación local es fundamental", explica Juan Ramón Díaz, coordinador del evento. "Su impulso fue muy importante para la hípica de Ribadesella y es una de las personas que más luchó por asentar las carreras y darles el prestigio que tienen hoy". Javier Hoyos, que se dedicó a trabajar por las carreras "hasta que las facultades físicas se lo permitieron", no va a estar en la próxima edición, pero sin duda su recuerdo va a estar muy presente no solo este año, sino todos los que vengan.

Ayer, quienes le conocieron arroparon a su familia en el tanatorio. Hoy pueden seguir haciéndolo en el funeral que se va a celebrar a las 16.00 horas en la iglesia parroquial Santa María Magdalena de Ribadesella. Tras el oficio religioso, será incinerado en Oviedo.