De obra de arte al aire libre y reclamo turístico a un espacio donde los actos vandálicos se repiten en periodos con abundante presencia de turistas. En eso parece que se han convertido los Cubos de la Memoria, la obra que el artista vasco Agustín Ibarrola pintó en los bloques de hormigón del espigón del puerto de Llanes a comienzos de este siglo. Desde hace dos años es habitual que, en épocas de aglomeración de visitantes, se aproveche para pintarrajear los bloques. El último grafiti apareció tan solo hace unos días sobre el lugar donde se inmortalizó la primera parte de la obra. Sevilla, el número 1980 y dos iniciales, U.S. y Y. M., son las "nuevas incorporaciones" a la obra del artista vasco, autor también del Bosque de Oma, su obra más conocida. El Ayuntamiento de Llanes investiga la ocurrido.

"Es increíble la cantidad de personas que pasaron estos días por aquí para ver los cubos. Muchos saltan las vallas y andan y saltan entre ellos", señaló un viandante que pasaba por la zona ayer. Desde hace dos años las pinturas han sufrido tres ataques. Alguno de ellos incluso a plena luz del día y ante la mirada de visitantes y lugareños. En marzo de 2016 aparecieron pintadas en dos bloques sendas banderas de Uruguay. En julio del año pasado tuvo lugar el segundo ataque a los cubos. Fue a primera hora de la tarde, cuando dos mujeres jóvenes saltaron las vallas y se subieron a uno de los bloques para, spray en mano, "redecorarlo" a su manera. No se sabe con exactitud cuándo se llevó a cabo la última fechoría, aunque todo parece indicar que fue durante la pasada Semana Santa.

La concejal de Cultura del Ayuntamiento de Llanes, Marisa Elviro, muestra su contrariedad por lo acontecido: "No puedo por menos que condenar enérgicamente lo sucedido". Indica que no descarta colocar carteles en la zona. "Lo estudiaremos, pero a quien tenga en mente hacer un acto de este tipo no le va a disuadir ningún cartel. Son muchos los edificios históricos que también han sufrido este tipo de actos. Es una cosa de elemental civismo", apunta. Sobre la posibilidad de actuar para retirar las pintadas, señala que no se puede hacer sin el consentimiento del autor. "Vamos a valorar lo que se puede hacer y actuaremos en consecuencia", indica.

Desde su creación, a comienzos de la década de 2000, los Cubos de la Memoria habían sido una obra respetada escrupulosamente por los visitantes, un aspecto que parece haber cambiado desde hace dos años. Agustín Ibarrola comenzó a pintar los bloques de la escollera del puerto llanisco en el verano de 2001. La última fase se dio por finalizada en 2006. La composición refleja el paisaje, la cultura y el modo de vida de los llaniscos a lo largo de su historia.