La presencia de serpientes en el camino de acceso al área recreativa de la Cueva mantiene en vilo a los vecinos de Infiesto. Residentes en El Canalón como Cándido Rodríguez confirman que la presencia de reptiles se ha disparado en los últimos días en el tramo que separa la estación de ferrocarril con el Santuario piloñés. "Ayer me encontré una en el campo de fútbol y anteayer otras dos en la acera tomando el sol, por la pinta parecían víboras. Mee asusté mucho", relata.

Rodríguez achaca la presencia de estos animales a un aumento de las temperaturas y a la proliferación de maleza en el entorno del río. Por eso, solicita a las administraciones competentes que tome medidas para limpiar el entorno y evitar así alguna mordedura. Y es que, según relata, son decenas las personas que a diario pasean con niños o mascotas por la zona para tomar algo en el chiringuito de la Cueva, visitar a la Virgen o simplemente hacer un tramo de la ruta a la Peridiella. Algunos lugareños quitan hierro al asunto y consideran que se trata de serpientes de agua inofensivas. No obstante, el pasado mes de abril ya se registró un herido por mordedura de víbora en el concejo. En concreto, el suceso tuvo lugar en las inmediaciones del área recreativa de la Pesanca. La víctima fue un varón de 27 años que completaba la ruta de Las Foces del río Infierno y que tuvo que ser evacuado de urgencia en helicóptero al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

Las noticias de encuentros con "víboras" son un clásico del verano asturiano. En la mayoría de casos se trata de coincidencias intrascendentes y casi nunca son víboras los ofidios que provocan el susto, sino culebras, totalmente inocuas. Sólo una cuarta parte de las especies conocidas posee veneno tóxico para los seres humanos y la "lista negra" de aquellas capaces de matar a una persona sin que concurran factores de riesgo en la víctima es reducida. De las seis especies presentes en la región, sólo una, la víbora cantábrica, segrega un veneno dañino, aunque rara vez mortal (potencialmente en ancianos, niños y personas enfermas), y, en todo caso, ésta sólo ataca si se siente directamente amenazada,