Ch. NEIRA

El alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, no ceja en sus ataques al Gobierno del Principado, originados por la «marginación» que, en su opinión, vuelven a suponer los Presupuestos Regionales para el próximo año. De Lorenzo comparó las aportaciones al Prerrománico con las destinadas a la Fundación Niemeyer y ejemplificó el espíritu de sus críticas en las ayudas al proyecto asentado en Avilés. Tanto el PSOE como el Gobierno regional le han acusado de ser un «localista rancio» y de tener una visión «miope» de lo que Asturias significa, y ante las exigencias de De Lorenzo de la intervención de la Sindicatura de Cuentas le han recordado que este órgano fiscaliza el dinero público y no existe para investigar sus «insinuaciones». Ahora el alcalde de Oviedo vuelve a replicar e insiste en que la Sindicatura de Cuentas «tiene la obligación» de auditar a la Fundación Niemeyer y a lo que él denomina «el resto de chiringuitos». «Si no lo hace», amenaza, «corre el riesgo de convertirse en otro chiringuito más».

De Lorenzo arranca su nueva contrarréplica, en respuesta al socialista Fernando Lastra, ironizando sobre el rechazo que éste manifestó sobre la posibilidad de un informe de la Sindicatura respecto al Niemeyer. «Lógico», bromea el Alcalde, «porque los Presupuestos Regionales sólo le regalan 750.000 euros. Para ellos es absurdo pretender controlar el destino de esos fondos públicos». Para Gabino de Lorenzo, la Fundación Niemeyer está inserta en un modelo que, según él, forma ya «casi un centenar de chiringuitos incontrolables». Este tipo de organismos, denuncia, «aunque se financien con dinero público al 100% los consideran privados y a partir de ahí hacen con el dinero lo que les de la gana». Para De Lorenzo esta supuesta forma de proceder «es contraria a la ley», y resume la situación con un «lo que se financia con fondos públicos debe rendir cuentas de igual manera que lo hace la Administración pública».

Según esta teoría, el Alcalde «entiende claramente por qué el Gobierno de Areces ha creado decenas de chiringuitos a través de los cuales se ejecuta desde el HUCA hasta la política cultural, la de promoción turística, la de promoción económica...». Se trata, sigue Gabino de Lorenzo, «para eludir con una torpe argucia los controles establecidos para el uso de los fondos públicos».

Tal razonamiento le lleva a su conclusión principal: «La Sindicatura de Cuentas tiene la obligación de auditar a la Fundación Niemeyer y al resto de chiringuitos, aunque el Gobierno de Areces y la FSA traten de que no lo haga. Debe hacerlo de oficio, aunque el Gobierno socialista boicotee su actuación, aunque le niegue la información y aunque llame al síndico mayor "Harry el sucio", como ha hecho ya. En caso contrario, la Sindicatura, además de que sería un instrumento inútil y costoso, corre el riesgo de convertirse en otro chiringuito más del Gobierno socialista puesto al servicio de sus intereses. Ahí está la clave de la fiscalización y del control de los fondos públicos en Asturias, en los chiringuitos y en "tinglados" como la Fundación Niemeyer».

Respecto a sus acusaciones sobre las presiones que recibirían las empresas para entrar a formar parte de los patronatos de este tipo de fundaciones, acusación que el PSOE replicó echándole en cara al alcalde su creencia de que «otros hacen lo mismo que él», De Lorenzo vuelve a insistir en lo mismo: «Los portavoces socialistas debieron vernos cara de tontos a los ciudadanos de esta región. Las empresas entran en esos patronatos "a sugerencia" del Gobierno regional, de quien dependen licencias, autorizaciones, subvenciones, contratos y sobrecostes, ¿tanto duele a los socialistas que se diga la verdad?».

Por otra parte, Gabino de Lorenzo también carga contra la Consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, que en su última respuesta a Gabino le recordó que las aportaciones regionales y nacionales en museos y otro tipo de equipamientos eran lo único que impedía que Oviedo no se hubiera convertido en «un auténtico erial cultural».

En respuesta, De Lorenzo declara, irónicamente, que «la ex concejala de Cultura del Ayuntamiento de Gijón, disfrazada de consejera de Cultura regional, balbucea una serie de argumentos como una letanía gastada y en absoluto creíble». «Doña Mercedes», sigue, «no ha aportado más mérito para llegar a ser consejera de Cultura que su mediocridad como concejala en el Ayuntamiento de Gijón. A lo que hay que añadir sus tragaderas para hacer lo que le manden y, por supuesto, discriminar a Oviedo».

Por último, De Lorenzo argumenta y se defiende citando la actividad cultural de la ciudad: «La Asociación de Amigos de la Ópera, con casi 70 años de vida, la centenaria Sociedad Filarmónica, la Temporada de Zarzuela más importante de España o los conciertos de música clásica».