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JOSÉ PERIS | Compositor. Oviedo Filarmonía y la OSPA interpretan hoy una de sus obras clásicas

"Los políticos sólo quieren escuchar que ellos lo hacen mejor que nadie"

"Conocí a Severo Ochoa en un concierto para niños huérfanos y me dijo: 'Donde haya música allí me encontrará usted'"

José Peris, en el Auditorio Príncipe Felipe. NACHO OREJAS

El compositor José Peris aún recuerda con emoción la música de gaita en el funeral de su amigo, el científico asturiano Severo Ochoa. Cuenta que pensó en escribir una versión para orquesta a partir de aquella melodía, una idea que por ahora no ha ejecutado. Peris (Maella, Zaragoza, 1924) es el protagonista del concierto que ofrecen hoy la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) y Oviedo Filarmonía, en el Festival de Verano de Oviedo. Tocarán uno de sus clásicos, "Variaciones para gran orquesta sobre un tema de Luis de Millán". El concierto, en el que también interpretarán "La consagración de la primavera" de Stravinski, comenzará a las 20.00 horas, en el Auditorio Príncipe Felipe. La entrada es libre y gratuita hasta completar el aforo.

-Está asistiendo a los ensayos de su obra, ¿todo bien?

-Yo ya conocía la OSPA porque soy muy amigo de Penderecky desde hace 30 años, él ha estrenado toda mi obra en Madrid. Durante estos ensayos me ha gustado su sonoridad. Esta orquesta puede tocar lo que le dé la gana. Y tienen dos, la Oviedo Filarmonía. Mejor no lo firmaría, ni Andalucía ni Aragón tienen esto, ni Barcelona ni Valencia...

-Usted habla muy claro sobre el interés de los políticos por la cultura.

-No hay nada. No se puede esperar sentado a tener un pueblo musical. Voluntariamente, sólo una minoría irá a un concierto.

-¿Siempre ha sido así?

-He estado en la Universidad dando mil conciertos durante 20 años y no he recibido jamás el apoyo de un político -aunque sí pedían entradas para ir-. España es dura.

-Desarrolló buena parte de su carrera fuera de España.

-Viví en Alemania 10 años, pero tenía mucha morriña. Lo tenía muy fácil allí, me casé con una alemana, hice lo que quería y estaba estrenando. Luego vine aquí y ya no estrené nada.

-¿Por qué?

-Por decir la verdad. He sido catedrático de Universidad y uno de los juramentos es: dirás la verdad allí donde te encuentres. Pero los políticos no quieren la verdad, quieren que la gente diga que ellos lo hacen mejor que nadie, y hay que mantener una lucha demasiado grande.

-Usted fue amigo íntimo de Severo Ochoa.

-Yo había organizado un concierto para niños huérfanos, con obras de Mozart, y cuando entré en la sala, entre los chiquillos, veo una figura grande, con el pelo blanco, y allí estaba Severo Ochoa, que acababa de llegar a la Autónoma hacía dos días. "¿Qué hace usted en un concierto para niños?", le pregunté y me contestó: "¡Ah! ¡Mozart! Donde quiera que haya música allí me encontrará usted siempre". Estuve 15 años cenando con él en el restaurante "El pescador" de Madrid a diario; me invitaba para hablar sólo de música. Era un tipo que merecía la pena escuchar, por su concepto de la música, la pintura, la literatura... Era un sabio, pero era molesto, porque decía la verdad. Vino muy poca gente a su funeral: el rector de la Autónoma, Margarita Salas, el director de la Menéndez Pelayo, Nombela...

-Tengo entendido que usted dice haber visto llorar al anterior Rey en un concierto.

-Sí, es cierto. Tengo todas las condecoraciones que da el Rey.

-La del Mérito Civil recientemente.

-La que tenían que darme es la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio, que es mi Ministerio, pero ésta me gusta más. Lo más bonito es ocuparme de España y tengo argumentos muy sencillos sobre eso: Dios no da a nadie un oído especial, no hay buen o mal oído, hay buena y mala cuna y España es especialista en no dar ninguna cuna. Es bonito repartir la música, porque haces feliz a mucha gente. Lo importante para disfrutar la música no es el oído, es lo que se siente por dentro.

-Orff fue determinante en su carrera.

-Sí. También Nadia Boulanger en París, porque me encaminaron en la música grande. Uno como gran compositor y otra como teórica, con ella estudió hasta Bernstein. Con Carl Orff aprendí la relación entre la música y la vida.

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