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A pesar de todo, un tipo normal

Suárez dice adiós a la vida pública en el mejor momento de su carrera para dar ejemplo sobre la nueva política que predica

Por la izquierda, Emilio Huerta, "Triqui", y Alejandro Suárez, el domingo, en el partido del Oviedo Moderno. MURIAS

El anuncio realizado ayer por Alejandro Suárez (Mieres, 23 de noviembre de 1972) de que abandona la política pilló por sorpresa a casi todos, incluso a su padre, que se enteró por la prensa del anuncio del chaval con orígenes en Turón y criado en Gijón. Y eso que hace un año que "Suarman", como lo conocen sus correligionarios, comenzó a avisar de que su etapa en primera línea tocaba a su fin.

Un año duro por muchas cosas. Suárez fue de los primeros que apostó por pactar con el PP el presupuesto, convencido de que se avecinaban grandes cambios en el mundo de la política (la crisis, Podemos...) y que si los partidos tradicionales quieren sobrevivir deben reinventarse. Por eso bregó para convencer a los suyos de que había que sentarse a hablar con Caunedo y demostrar que en la oposición no sólo se está para calentar el sillón. También lo fue por su clara apuesta por copiar de Podemos algunos de los rasgos que más han atraído a la calle: la participación directa y la no profesionalización de la política. De ahí su empeño en abrir a las bases (militantes y simpatizantes) las decisiones internas del partido con el riesgo de perder el sitio que supone para los "popes".

Y todo ello, en un mundo como el de la política, que como en el del fútbol o los toros, las cámaras de televisión, las fotos en prensa, el poder... vuelve loco a más de uno. Pero quienes lo conocen aseguran que Suarman "es un tipo totalmente normal". Tan normal que, en el mejor momento de su carrera, que inició vinculándose muy joven al movimiento estudiantil y al Consejo de la Juventud, ha decidido decir adiós para estudiar y dar ejemplo sobre la nueva política que predica. Su círculo asegura que no lo hace con destino a una de las ya famosas puertas giratorias, y que nada tiene en el horizonte salvo apuntarse a la lista del paro tras las elecciones de mayo.

Su decisión también demuestra lo que muchos dicen de él: que se trata de una de las cabezas mejor preparadas de IU. Por eso quizá ha elegido su momento más dulce para irse y con el partido pacificado y encarrilado hacia el cambio. En este contexto su despedida no tendría por qué crear grandes traumas en una formación con un gen cainita que pierde a un tipo normal.

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