Ágatha Ruiz de la Prada (Madrid, 1960) es el mejor ejemplo de cómo en la moda no hay que seguir las corrientes mayoritarias para alcanzar el éxito. Al contrario. La diseñadora madrileña ha destacado desde sus inicios por una fuerte personalidad, unas ideas claras y una búsqueda constante de creatividad para cada uno de sus diseños. Y ha sido de esa forma como ha conseguido hacerse un hueco perenne en el mundo de la moda nacional e internacional y alcanzar el éxito, sorteando escándalos personales, comentarios muy duros de algunos críticos y crisis económicas. "Mi secreto es trabajo, trabajo y más trabajo", asegura a LA NUEVA ESPAÑA la modista, que llegará mañana a Oviedo para presentar su propuesta para el verano 2016, la colección que subió a la pasarela Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid, exCibeles. Y lo hará en el marco de tercera edición de la pasarela "Oviedo está de moda", que organiza la asociación de comerciantes de la ciudad (Adaco), en colaboración con el Ayuntamiento.
"Estuve en la primera edición, hace dos años, y toda la gente que la organizó y que participó estuvo simpatiquísima. Volví con una sensación muy buena. Hacen un esfuerzo muy gordo para montar todo esto". Por eso, cuando le propusieron que regresara este año, no lo dudó. "Intento apoyar a todas las personas que hacen eventos de este tipo, porque tienen muchísimo mérito. Me alegro de que este año se hayan sumado tantos nombres importantes del diseño español a la cita y que Oviedo esté tan de moda. Se ha convertido en un evento importantísimo". Y para mostrar su mejor cara, presentará en el Palacio de Congresos de Oviedo su última colección, una de las más comerciales y aplaudidas de su carrera. "Es una gozada acercar la moda a gente que normalmente no tiene acceso a ella. Los desfiles de Madrid son un poco elitistas, y estos eventos más pequeños abren nuevas puertas al sector".
Es la creadora del concepto de "moda feliz", gracias a las formas extravagantes y a los colores intensos que protagonizan todas sus colecciones. No imita tendencias, ella misma se autodenomina tendencia. Y es que efectivamente ha conseguido que varias generaciones identifiquen los corazones, las estrellas y las flores de colores con su firma. Fue una de las pioneras en diversificar su marca, entrando en el mercado de la perfumería, el calzado, la papelería y la gastronomía. De hecho, las chaquetillas que diseñó para el cocinero Alberto Chicote estarán desde hoy y hasta el domingo expuestas en los restaurantes La Goleta, Casa Conrado, Secreto a voces, De Labra y La Corte de Pelayo. Su optimismo y su negocio diversificado le han permitido colarse entre los más grandes de la moda del país, un mundo en el que entró a principios de los 80. Pero, a pesar de eso, nunca escondió que la crisis le ha hecho pasar malos ratos, como a todos. ¿Ha pasado lo peor? "La gente está de mejor humor, pero la crisis no ha pasado en absoluto. A lo mejor no se pasa nunca, pero tú tienes que seguir trabajando". Pero el esfuerzo tiene su recompensa. Una de las estrellas del momento, la artista norteamericana Miley Cyrus ha demostrado en sus últimas apariciones públicas que es una "Agathaadicta", dejándose ver por los eventos más importantes con los diseños más llamativos de la creadora española. Y no es la primera. "Es encantadora, muy educada y cariñosa en todos los mensajes. Le estamos muy agradecidos, pero esa es solo una de las muchas cosas que estamos haciendo, que son las importantes".
Ruiz de la Prada lleva desfilando ininterrumpidamente en la pasarela madrileña desde 1988 y, ante la entrada de nuevos nombres en ella, considera que es positivo: "Pero lo importante es hacerlo bien, no que haya un relevo generacional. Nos empeñamos en decir que hacen falta más jóvenes, pero qué imagen internacional damos de país si no hay firmas que tengan una trayectoria detrás. Gucci ha sido uno de los mejores este año y lleva más de 100 años en la moda". Y, para poder consolidar esta industria en España cree que hace falta "que la gente consuma en las buenas empresas que existen. Porque los diseñadores tienen que buscar una base en sus clientes, no se pueden acostumbrar a vivir de subvenciones públicas".
