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Lo que pudo ser y no fue

Román Corbato invita al espectador a un viaje artístico por el paisaje inacabado de la crisis y el estallido de la burbuja inmobiliaria

Lo que pudo ser y no fue

Entropía, caos ordenado e intentos constantes de controlar lo incontrolable. Ese podría el esquema de "Sistemas de orden de lugar", la primera exposición individual que el arquitecto y artista Román Corbato (Gijón, 1980) inaugura mañana en la Sala Borrón de Oviedo, y que estará abierta al publico hasta el 8 de enero.

Una muestra compuesta por cinco esculturas y nueve vídeos en los que vuelve a mostrar su obsesión por la construcción del paisaje, un interés que deriva de su formación arquitectónica y su devoción artística. El volumen, el espacio y el tiempo adquieren en su obra nuevas dimensiones. La crítica se viste de ironía y la belleza se construye con desechos. Lo que pudo ser y no fue cuenta tanto como lo que es, porque es en ese punto en el que el receptor podrá completar el mensaje o crear el suyo propio. "Me interesan las piezas que parecen sin terminar, dejar las cosas abiertas para que el espectador las complete", asegura. Y es que él es un admirador de la ruina, de esas construcciones que el estallido de la burbuja inmobiliaria dejó sin terminar, de ese nuevo paisaje en el que lo natural y lo artificial no se distinguen. "En España el paisaje está muy maltratado. Todo se entiende ya como paisaje. Muchos arquitectos se han olvidado de hacer ciudad, de buscar la armonía, y del fin funcional que tienen que cumplir las estructuras que crean, priorizando su gusto y su interés escultórico".

Llegó al Máster de Arte Contemporáneo de la Universidad de Vigo "al ver cómo la crisis se llevaba a mis compañeros de despacho por delante"; pero acabó enamorado del arte. "Creo que la arquitectura puede ser un arte, me gusta la idea de fusionarlas, pero también me interesa mucho la inutilidad en el hecho artístico. Ver como algo que no vale para nada puede producir algo interesante". Y eso es lo que refleja en esta muestra.

Corbato se lanzó en 2013 a caminar por Galicia y Asturias, su lugar de residencia y su tierra natal, y surgió la inspiración. "Los primeros paseos con conciencia artística fueron por playas, y me encontré con los palos que arrastraba la marea. Empecé a llevármelos al taller y los fui ordenando por tamaños". Así nació "Playa ordenada", una de las esculturas que presenta en Borrón. Un camino de arena de siete metros de largo (de chorreo, de la que se usa para fachadas) en el que 130 palitos irregulares, colocados de menor a mayor, intentan dar sensación de orden. "Refleja ese deseo de controlar lo incontrolable". Una idea que se repite una y otra vez en las obras de la exposición.

En los vídeos, Corbato aparece creando esculturas que nunca se llegan a terminar. "Cinco de ellos están creados en una urbanización cercana a la playa de La Lanzada, en Pontevedra. Allí están hechas las aceras, puestas las farolas, hay una rotonda, pero no hay edificios". Por eso, se animó a hacer construcciones verticales con los propios escombros que encontraba y que la gravedad o el viento acabó tirando, pero que él inmortalizó en estos documentos. La visita a esa escombrera le llevó a visitar otras, hasta acumular miles de trozos de azulejos que cobran nueva vida en sus esculturas "Metro cúbico entropía", la de mayor tamaño de esta muestra; o las que denomina "Construcciones". En todas ellas altera el concepto de linealidad, reta a la gravedad y genera un diálogo entre lo que él ha construido y el pasado que arrastran los materiales. Su arte le ha hecho merecedor de varios premios y becas durante el 2015, a los que suma su presencia en la Muestra de Artes Plásticas de Asturias que se ha confirmado hoy.

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