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La pequeña ONU de San Pedro de los Arcos

Siete de cada diez alumnos del colegio público de Ciudad Naranco proceden de países extranjeros

En el colegio público de San Pedro de los Arcos, ubicado en el barrio de Ciudad Naranco, los alumnos de origen extranjero superan con creces a los nacidos en el país. El setenta por ciento del alumnado del centro son niños extranjeros o nacidos en España pero hijos de inmigrantes. De los 172 matriculados, sólo 50 tienen raíces españolas. En el centro entienden que de la situación cabe una doble lectura. Que el colegio pueda parecer una especie de gueto es la negativa. La integración y las ventajas del multiculturalismo es la lectura positiva por la que prefieren apostar en Los Arcos. "Los niños no tienen prejuicios, somos nosotros, los adultos", defiende la directora del colegio durante los últimos seis años, Fely Álvarez Velasco.

¿Por qué se produce este fenómeno en San Pedro de los Arcos? Los factores que influyen en que el colegio parezca una pequeña ONU, con representación de cerca de una veintena de países, son varios, según explican los responsables del centro. Por un lado, el área de influencia del centro (Vallobín, Ciudad Naranco y Los Pilares) es una zona de la ciudad en la que apenas hay vivienda nueva. La mayoría son pisos antiguos con rentas bajas y a los que accede mucha población inmigrante. Además, San Pedro se ubica en el barrio con mayor concentración de centros concertados de la ciudad. Dos colegios públicos (el Parque Infantil y Los Arcos) están rodeados de cuatro concertados: Santa María del Naranco, el Auseva, Santa Teresa de Jesús y el Loyola.

"Nuestro colegio es enorme y está infrautilizado, por eso pudimos acoger a los alumnos del Dolores Medio cuando tuvieron obras allí", explica la directora del centro. Las instalaciones del colegio son enormes y están preparadas para acoger el doble de niños que ahora. "Somos grandes y pequeños a la vez", razona la directora. Esta situación permite que las clases no están masificadas -entre 16 y 18 alumnos por aula- lo que permite que los maestros conozcan a todos los alumnos y sus necesidades y que las clases sean más personalizadas.

"Yo buscaba un colegio así y elegí San Pedro de los Arcos a propósito", asegura Antonio González, que acaba de coger las riendas de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del centro. Su familia representa un caso opuesto al de la mayoría; lejos de rechazar San Pedro por su perfil multicultural, esta circunstancia fue la que lo atrajo. "Estamos encantados. La realidad social es la que es y no debemos vivir ajenos a ella. Desde pequeños aprenden a respetar las diferencias y todo eso enriquece. Son niños del barrio que hablan hasta tres idiomas... ", asegura este padre.

Fátima Menéndez, vicepresidenta de la AMPA, aterrizó en el centro a desgana. Por una serie de vicisitudes la única plaza que le concedieron en un colegio público (esta parte la tenía clara) para escolarizar a su hija de tres años era San Pedro de los Arcos. "Cuando vi la lista de alumnos, con todos esos apellidos, los raros eran el Bulnes y el Menéndez de la mía... Estaba muy disgustada y muchas amigas con niños en otros colegios se compadecieron de mí y me ofrecieron su apoyo, como si fuera una desgracia. Yo entonces era lo que pensaba", relata esta mujer. Sin embargo, con el paso del tiempo, asegura que ya no quiere otro colegio ni regalado. Que se queda en San Pedro. "El trato, sobre todo el trato. Esta escuela es una pasada, es como una gran familia", explica Menéndez.

El perfil del alumnado exige al centro la adopción de programas específicos. Por ejemplo, por las tardes los niños que tienen mayores dificultades -por la barrera del idioma- reciben clases de refuerzo en el marco del programa "Escolinos de babel", en el que colabora el Ayuntamiento de Oviedo. Mientras, la multiculturalidad siempre está presente en el día a día del aula. "Lo que más les gusta es explicar cosas de sus países de origen al resto de compañeros. Se preocupan mucho por hacerlo bien y presumen de costumbres y tradiciones", asegura Fely Álvarez Velasco.

Marruecos, Rumanía, Senegal, Paraguay, Argelia, Costa de Marfil, Cuba, Venezuela, Sáhara, Bulgaria, Guinea, Brasil, República Dominicana, Panamá, Colombia, Polonia, Rusia, Uruguay... son solo algunos de los países que tienen representación en la pequeña ONU de San Pedro. Da igual que se llamen Vladimiro, Abdelkader, Yissele o Tonislav y que sus apellidos sean complicados de recordar para alguien de otra cultura. Los niños se llaman unos a otros con naturalidad y los dieciocho maestros del centro se esfuerzan en afinar la pronunciación, porque si no se exponen a la mofa pública. O a alguna reflexión para tomar nota, como la que sigue:

-¡A ver, chicos, que se ponga también alguno de España para la foto!

-A ver, que de España somos todos. Y asturianos y de Oviedo.

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