Ginés Liébana expone en la sala de arte del BBVA hasta el 27 de mayo. En el año 2005 recibió la medalla de oro al mérito en las Bellas Artes. Nació en 1921, pasó su infancia en la campiña cordobesa y se define como "un marginal de lujo".
-¿Es la primera vez que expone en Oviedo?
-Nunca jamás lo había hecho antes. Apenas he expuesto. Expongo poco. Cuando yo entré en la vida artística ya el arte abstracto estaba muy introducido. El abstracto mató el oficio de pintor hasta que llegó la tecnología y todo cambió, nadie quiso saber de arte abstracto. Yo tuve que continuar, muy perdido. Hay gente para todo y ahora hay más interés por mi obra que hace unos años.
-¿Nunca probó con el abstracto?
-No. Al arte contemporáneo lo llamo yo "contempoerróneo" porque no puede ser tanto tiempo contemporáneo. Yo lo que hago es desdibujar, dibujo mal intencionadamente, porque la perfección no existe. La mirada es rápida, no se detiene. Eso es algo que ha inventado España, Velázquez y Goya. Hay que ver la estatua que han puesto en el Prado hace poco, el Cristo de Berruguete. En el propio Louvre hay un Berruguete. Los españoles inventaron el impresionismo, lo sacaron del Prado, los toreros, las manchas... El mejor pintor impresionista es Sorolla: pinta un niño en la playa con una pincelada. Pero los españoles despreciamos España.
-¿A usted le ha pasado? ¿Se ha sentido despreciado?
-Yo no, yo no tengo categoría. Yo pinto y escribo, y lo que hago es no copiar a nadie. Es muy elegante ser perseguido y hasta un poco ignorado.
-¿Todo lo que expone aquí son retratos?
-La figura humana es un elemento más del cuadro. A mí me gusta el espacio. En 1950 me marché a Roma y Francia, recorrí los museos y descubrí la perspectiva, hasta el punto de que yo creía que la arquitectura la habían inventado los pintores.
-Uno de los retratos que ha traído a Oviedo es de Lorca, ¿Qué otros personajes ha pintado?
-Nuria Espert, Paola Dominguín, Lucía Dominguín y Antoñito López, la madre de mi hijo... Es la gente que siempre ha estado en mi casa.
