La de ayer no era una mañana cualquiera en el colegio Gesta II de Oviedo. Y no solo porque decenas de personas estuvieran esperando a que se abrieran sus puertas para acceder a las aulas en un día no lectivo, sino porque esos "alumnos" no eran los de siempre. El centro educativo se convirtió ayer en el punto de encuentro de 107 asturianos la mayoría niños y jóvenes, que acudieron a él para realizar el examen oficial de nivel de chino (HSK) en sus diferentes graduaciones, que van del uno al seis. Así, desde las 9.30 horas, el edificio y sus alrededores se convirtieron en una especie de burbuja en la que el "Ni hao" (hola) era el rey y los nervios y el entusiasmo iban dando paso a la concentración y, finalmente, a la liberación al terminar las diferentes pruebas.

La relación de la región con el gigante asiático viene de atrás. Hasta el 2012, el Principado de Asturias ofertó el máster en "Idioma, Cultura y Negociación China" que permitió que ocho promociones de jóvenes viajasen al país para aprender su cultura y su idioma. María González, una gijonesa de 36 años, fue una de las afortunadas. "Fui en la primera promoción, en 2006. Cuando volví a España continué con el chino, primero en Extensión Universitaria y ahora me animé a presentarme al HSK3". La joven asegura que lo más complicado del idioma es "la pronunciación, porque hay muchos sonidos que en castellano no tenemos, y la estructura de las frases, porque es muy diferente a la nuestra". Su examen, el del nivel más alto que estaba programado ayer, salvo un alumno que se presentó al cuatro, era el más largo de la jornada. Casi dos horas en las que tendría que hacer ejercicios de audio, comprensión, escritura y pronunciación del idioma. "Tenemos que saber unos 600 caracteres", añade. A su lado Laura Cama, una joven de Lugones de 16 años, da su último repaso a sus apuntes para hacer también el HSK3. "Empecé a estudiar este idioma porque tenía una amiga china en clase y le dije que si me enseñaba su lengua, yo le enseñaba castellano. Desde hace 4 años voy a una academia y me encanta. El chino es muy bonito, aunque lo que más cuesta son los caracteres". Sus nervios por la prueba se mezclan con la emoción de saber que pronto pondrá su sabiduría en práctica, ya que por primera vez irá a China este verano. "Me han dado una beca y estaré 10 días en el sur del país perfeccionando el idioma", cuenta entusiasmada.

Mientras ellas se preparan para entrar, los estudiantes que se han examinado del HSK1 dejan las aulas, la mayoría niños y jóvenes. Las ovetenses Ana Ling y Paula Lei, ambas de 12 años, están contentas. Les ha salido bien. Las dos han comenzado a estudiar su lengua materna "porque quiero aprenderla y volver a China a conocer mis orígenes", explica Lei. Sus compañeros Aylén Álvarez y Carlos Garcimartín, de 11 años, y Sonia García, de 26 años, también confían en el aprobado. "Me ha parecido fácil, ahora a por el siguiente nivel", dice el niño. "Estudié turismo y sé cuatro idiomas, pero el chino te abre muchas puertas dentro del mercado laboral", afirma García.

Hace tres años que los HSK se realizan en Oviedo, el único punto de la región que los convoca. "Gijón lo intentó los últimos dos años, pero China te exige tener un mínimo de 30 personas que se presenten, y no lo consiguieron. Hasta hace tres años los asturianos tenían que ir a León, a Galicia o a Madrid a examinarse. Es un paso muy importante tenerlos aquí", explica Susana Rubio, de la academia "Panda y Tola", la promotora de traer esta prueba a la ciudad.