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Al Final De La Semana

Oviedo, balneario electoral

El Alcalde había afrontado la campaña con temor a convertir el Ayuntamiento en un polvorín, pero sale reforzado después de dos semanas sin apenas conflictos

En un Ayuntamiento caliente, después de un año entero en el foco del conflicto con un tripartito volcánico, dos semanas de calma son un oasis. Han vivido los políticos de Oviedo días de serenidad, con un ojo puesto en Madrid, donde los líderes nacionales despachaban debates, encuestas y entrevistas para desembocar en la jornada electoral de hoy, y otro en la propia ciudad, pero pendientes de no entorpecer la búsqueda de votos. La campaña ha tocado la vida municipal por la tangente. Justo lo contrario de lo que se temía el Alcalde. Por eso fue él quien aceleró a la primera oportunidad y puso algo de picante cuando se arrancó con duras críticas a Somos -les tachó de afán de protagonismo- y a Izquierda Unida -dijo que no sabían estar en el gobierno, que hacían oposicion-. Pero no hubo respuestas.

Wenceslao López afrontaba con cautela la recta final antes de las votaciones. Sospechaba que la habitual crispación del Ayuntamiento podía hacer saltar por los aires el complejo y a veces inestable entramado municipal. No las tenía todas consigo pues, aunque a casi nadie se lo confiesa, se siente observado y cuestionado por los socios. Más desde que se dio la confluencia entre IU y Podemos, traducida en Oviedo en un frenazo a la tensión entre Somos y la coalición. La duda de la pinza contra el alcalde socialista flota en los pasillos de la AMSO. Contra todas sus intuiciones, Wenceslao López lleva unos pocos días de plácida vida municipal. Todo lo plácida que puede ser la del primer responsable de una ciudad con tantos frentes abiertos como Oviedo: más de 50 millones de euros a pagar por "Villa Magdalena" y el Calatrava, un conflicto sin resolver en el Centro Ecuestre El Asturcón, el concurso de la perrera en el aire... Pero, al fin y al cabo, días llevaderos y sin enfrentamientos cuerpo a cuerpo, como cuando él y Ana Taboada vociferaban y braceaban en medio de la plaza del Ayuntamiento. Oviedo ha sido un balneario electoral para los políticos locales, y si alguien agitó el agua fue el propio Alcalde, pero pronto comprobó que no habría líos. En broma, y en confianza, pide una campaña electoral permanente para poder trabajar en calma.

Amigos, ¿hasta cuándo?

La unión para estas elecciones entre IU y Podemos también ha contribuido a que las cosas se vivan con más calma en Oviedo. Los enemigos más encarnizados del tripartito van ahora de la mano y ventilan sus problemas con sordina. Es un ejemplo claro la polémica del folleto electoral. En otros tiempos habría sido un escándalo. Esta vez se arregló con un comentario al concejal de Economía Rubén Rosón (Somos) que éste trasladó a Podemos, matriz de Somos. En cuestión de minutos se solucionó el problema. Y el problema era que los de Pablo Iglesias repartían propaganda electoral en la que se criticaba a IU por un acuerdo que alcanzó al inicio del mandato con Ciudadanos y el PP para pactar, al margen de Somos, los sueldos de los concejales y asesores. Fue cosa del reciclaje del material de 20-D del año pasado, cuando Unidos Podemos no existía. Bastó un comentario discreto y una orden rápida para sofocar el pequeño fuego.

Gestiones detenidas

La campaña se vive de otro modo cuando no es tu nombre el que va en la papeleta. No son los sillones del Ayuntamiento los que están en juego. Hay que arrimar el hombro, pero no es necesario dejarse la piel. Los políticos ovetenses apenas han participado en actos de campaña. Sí hicieron los clásicos repartos de propaganda, por las mañanas y a un paso del Ayuntamiento, aprovechando el tirón del mercado. Hubo un día que en la calle Fierro, en apenas quince metros lineales, había concejales de todos los partidos. Evitarlos obligaba a un exigente eslalon. La actividad política ha caído un poco en la flojera estos días. Hubo comisiones y junta de gobierno con normalidad, pero todo se quedaba ahí, nadie se animaba a hacer política. Hubo hasta que cancelar una reunión de las que sirven para elaborar el proyecto de la Relación de Puestos de Trabajo por falta de quórum. Debía de ser día de reparto.

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