Tocados inspirados en Catedrales, transparencias al estilo "La Primavera" de Boticcelli, chaquetas victorianas y camisas de judíos ortodoxos, tejidos indios, minifaldas sesenteras, dualidades en blanco y negro, estampados de boda y de diario, y vestidos sobrios de finales del XIX. Esas fueron las creaciones que ayer disfrutó el público del Certamen de Jóvenes Diseñadores del Salón de la Moda que organiza la Adymo (Asociación de Diseño y Moda de Asturias) en el Palacio de Congresos del Calatrava. Participaron ocho promesas de la costura pero al final sólo pudo ganar una. Triana Martín fue la afortunada gracias a una colección que gustó, asombró e hizo reflexionar. Modelos de blanco por delante y negro por la espalda "para mostrar que el ser humano tiene dos caras".

La elegida, de 30 años y natural de Cangas de Onís, estudió Turismo y Administración y Finanzas antes de meterse de lleno en la moda. O como ella dijo ayer, "antes de reinventarme". Su propuesta fue un recital de tejidos de crepé y paño, gabardinas, vestidos, faldas y tops.

También veterana, Cristina López, de 29 años y de Luanco, presentó una apuesta centrada en las novias y basada en la arquitectura gótica. Sus seis modelos lucieron creaciones con remisniscencias a la catedral de Oviedo, Sevilla, León, Burgos, Toledo y la basílica de Santa María del Mar, en Barcelona. "Quise reflejar el efecto de la luz dentro de los templos", explicó esta licenciada en Historia que hace once años decidió dar un golpe de timón y "estudiar lo que siempre me había gustado". Se matriculó en la Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y tecnología, Esne, en Oviedo, y cumplió su sueño.

La Esne es el denominador común de las participantes en un certamen al que se presentaron para ganar, estar en la fase nacional del concurso y llegar alto. Amelia Martínez, gijonesa de 21 años, estudia el último año de Diseño de Moda en la Esne de Madrid. Ayer apostó por Botticcelli y le salió bien. Sus transparencias y toques dorados transportaron a los espectadores y al jurado a un mundo mitolólogico y evocador similar al de los cuadros de su pintor preferido. Fue fácil identificar "El nacimiento de Venus" o "La primavera", entre otras estampas. "Los tocados y los bolsos también son míos porque me gusta cuidar los detalles", matizó la chica antes de que sus seis modelos salieran a desfilar.

La avilesina Claudia Guijarro, de 21 años, se diferenció claramente del resto al ser la única que se atrevió con ropa masculina. Su propuesta "The eternal jew" ("El eterno judío") mostró sus raíces. "Mi madre es judía. Siempre me atrajo esa estética. En especial la de los ortodoxos en la época victoriana", comentó ayer. Y eso fue lo que hizo en la pasarela, una colección para hombre que inevitablemente conectaba con las leyes del Talmud. La ovetense Yaiza Fernández, de 20 años también se llevó de viaje ficticio al público, Aunque a la India. Sus coloridas creaciones con tejidos autóctonos dejaron claro que investigó sobre la cultura hindú durante un año. María Castropol hizo un viaje en el tiempo. En concreto, a los años sesenta. Esta estudiante gijonesa de 26 años se inspiró en Mary Quant para reivindicar la libertad de la mujer. Minifaldas y vestidos por encima de la rodilla fueron la clave. Sara García, avilesina de 23 años y domicilio en Corvera, llevó al Calatrava su colección "Disir" basada en la diosa vikinga del mismo nombre. Eso sí, cubierta de estampados de su propia marca, "Sagasu". Cristina Amores también apostó por la mujer con una propuesta sobria, reflejo de la vestimenta femenina de la Europa de finales del XIX y principios del XX. Al final, una complicada deliberación del jurado hasta dar el nombre de Triana Martín.