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Balazos incrustados en la historia

La Revolución de Octubre de 1934 y la Guerra Civil dejaron para siempre su huella reflejada en palacios, casonas y edificios religiosos de la capital

Secuelas de balazos en el palacio de Camposagrado.

La desdichada Revolución de Octubre de 1934 y la posterior Guerra Civil dejaron huella indeleble en algunas construcciones notables de la ciudad. Fueron muchos los inmuebles involucrados y, aunque fueron sometidos a importantes procesos de restauración, aún hoy día muestran los efectos de aquellas barbaries.

La lista de afectados es extensa. Comienza por la Catedral, y sigue por el edificio histórico de la Universidad (sobre todo en el patio), algunos monasterios, como el de Las Pelayas (fachada de la Vicaría), e iglesias como las de La Corte o San Pedro de los Arcos, en ésta incluso con dos obuses incrustados. A la retahíla se añaden casas civiles y algunos palacios barrocos como los de Valdecarzana, Toreno y Camposagrado, así como el hotel Reconquista.

Si realizáramos una visita por el casco antiguo observando con detalle las fachadas pétreas nos sorprenderán dos muy acribilladas, en las que vamos a centrar la atención: la casa de la Rúa y el palacio de Camposagrado. La casa de La Rúa, conocida asimismo como del marqués de Santa Cruz de Marcenado, uno de los Bienes de Interés Cultural de la ciudad, sufre los desperfectos de acciones bélicas del pasado. Esta mansión, ubicada en la calle del mismo nombre, está considerada la más antigua que se conserva en la ciudad ya que resultó incólume al incendio de diciembre de 1521 que asoló grandes sectores de la urbe. Fue levantada en la época bajomedieval, en el siglo XV, sobre una casa-torre del siglo XIII y constituye un bello ejemplo de arquitectura a caballo entre fortaleza y palacio.

Fíjense bien en su sobria fachada y se sorprenderán de la enorme cantidad de impactos de bala que exhibe. Tuve la paciencia de contarlos y, asómbrense, ¡rebasan los 300! Los balazos se distribuyen por doquier, agrupándose con preferencia en las inmediaciones de la ventana que muestra un parteluz cruciforme, si bien no quedan exentas de marcas las dovelas que configuran el portón de entrada.

Tampoco se libró de tales desaguisados de origen marcial el palacio de Camposagrado, singular mansión del siglo XVIII erigida por José Manuel Bernaldo de Quirós, III marqués de Camposagrado. La instalación solariega que en la actualidad acoge el Tribunal Superior de Justicia del Principado de Asturias, fue parcialmente quemada durante la sedición del 34 y declarada Bien de Interés Cultural el 10 de junio de 1943.

En sus dos fachadas principales, tanto la que da a la calle de San Juan, como la que avista a la plaza de Porlier, son apreciables las evidencias de disparos.

En el frente que mira al aledaño palacio de Valdecarzana las señales están concentradas en el piso superior, en el entorno de la pilastra inmediata al escudo blasonado.

En el frontispicio occidental los tiros se reúnen en la zona septentrional de la planta baja y forman densos racimos.

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