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La vida de película del creador del método: de artista de circo a estrella de la alta sociedad

A algunas personas el pilates les cambia la vida. Ése es el caso de Charo Fernández, de 58 años, intervenida quirúrgicamente de colon en seis ocasiones y que necesita de una bolsa adherida a su cuerpo en la que recoger los desechos que produce su organismo. Llegó al estudio de Tino García tras haber perdido trece kilos de peso y sin masa muscular. "Al verme debió de pensar que no iba a sacar nada de mí", comenta. Desde aquel día han pasado siete años y la mejoría fue radical. "Fue un cambio físico brutal, me enseñaron a conocer mi cuerpo por dentro y todo volvió a su sitio", explica. Afirma que "el pilates es mi medicina", y no sólo para el cuerpo, también emocional, porque la hora que pasa en el estudio, sola con su monitor, aprendiendo a ser consciente de su cuerpo, de sus limitaciones y de su capacidad para vencerlas o adaptarse, es un tiempo que le pertenece sólo a ella. No todo lo que se anuncia como pilates lo es. Tino García, con varios estudios en Oviedo y Avilés, advierte que a menudo lo que se ofrece es "una clase de mantenimiento con la estética de pilates". Él no tiene nada que objetar, si está bien dada y no se crean falsas expectativas. "Otra cosa es cuando alguien tiene una lesión y busca unas clases de pilates por prescripción médica", matiza.

El pilates requiere una atención muy individualizada. Por eso las clases no pueden ser muy concurridas, y los ejercicios trabajan el cuerpo internamente. Los músculos se tonifican, el cuerpo se recoloca, pero no se genera una gran masa muscular y tampoco sirve para adelgazar. "Como técnica de entrenamiento resulta muy anticuada", advierte el monitor.

Sus efectos se notan en el estado general y es especialmente benéfico en el caso de dolores de espalda y para tratar ciertas lesiones. Es exactamente el caso de José Ramón Miguel, que tiene 60 años y lleva tres acudiendo a una clase de pilates en la que coincide con otros tres compañeros. "Tengo una lesión de columna antigua, de origen postural por tantas horas de trabajo ante el ordenador", cuenta. "Es un lesión importante, que me limitaba; el pilates me quitó dolores, con él mejoré mucho: estoy más relajado, con menos tensión", añade.

Teté Radío es monitora de pilates en un centro deportivo del barrio de Buenavista. Explica que el pilates no cura las lesiones que ya existen, sino que "fortalece la musculatura que hay alrededor y proporciona más control corporal, lo que disminuye los síntomas y evita que la lesión vaya a más".

"Lo ideal en el pilates es hacerlo cuando el cuerpo esté sano", afirma Radío, que empezó con la gimnasia rítmica, el ballet y las artes marciales, hasta que hace quince años se tropezó con el pilates y comenzó a formarse como monitora. "La mayoría de la gente llega a las clases con alguna patología o problema, pero ahora el pilates se ha incorporado a las escuelas de alta rendimiento, porque proporciona un control corporal bestial, una musculatura tonificada y educación postural. Es bueno hasta para montar en bicicleta", comenta. Ahora, reconoce, la gente llega más informada sobre el pilates que hace unos años. Teté Radío advierte de que lo que van a encontrarse es "un ejercicio duro, una clase exigente" y que "al principio puede resultarles aburrido, porque es muy técnico y tienen que asimilar muchas órdenes". Las clases requieren, además del esfuerzo físico, un alto grado de concentración mental, explica.

Pablo Faes también es monitor de pilates en un centro deportivo del barrio de Montecerrao y en un estudio del centro de la ciudad. Llegó al pilates después de lesionarse haciendo yoga y ha acabado envuelto en un trabajo que relaciona la comunicación neurolingüística con el pilates porque, según dice, en las clases es necesario dominar las técnicas de comunicación. Lenguaje y concentración son elementos imprescindibles para ejercitarse con el pilales y hacerlo bien, en eso coinciden todos los monitores.

Reconoce que sus clases son "un poco cajón de sastre", porque la mayoría de la gente acude con algún problema físico. "Hay personas que lo utilizan simplemente para mantenerse en forma. Se puede utilizar como rehabilitación y para entrenar el cuerpo, y en este último caso te permite adquirir mucha fuerza, aprendes a controlar tu cuerpo y puedes transferir todo eso al deporte y a la vida diaria", explica.

El éxito del pilates y su popularidad radican, a juicio de Pablo Faes, en que "funciona" y en que muchos médicos lo recomiendan.

"La demanda del pilates no para de crecer, yo digo que no es 'trendy', que es 'fashion', y que ha venido para quedarse. Cada vez hay más centros por todos los ados y más gente en las clases", comenta el monitor ovetense.

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