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El recorrido | Por tierras de Villaviciosa

Tras las huellas del Jurásico

El arenal de La Ñora es el premio que recibe el caminante tras recorrer parajes naturales de ensueño surcados por antiguos molinos

La playa de La Ñora con sus rocas

El recorrido para llegar a la playa de la Ñora, en Villaviciosa, comienza en el aparcamiento de un conocido hotel de Quintueles. Desde allí cogemos una pista asfaltada que está en la parte izquierda del parking. A los pocos metros nos encontramos con la primera señal. Seguimos por la pista, ignorando el camino que nos encontramos a la izquierda, desde donde vemos un bonito hórreo transformado en vivienda. Llegamos a un cruce, donde vemos la carretera N-632 a la derecha, hacia la que nos dirigimos, para salir en el kilómetro 60.

Por el camín del Granero. Giramos a la derecha y continuamos unos metros hasta que encontramos el primer cruce a la izquierda, donde cogemos el camín del Granero, donde tenemos una bella muestra de la arquitectura rural asturiana. Ascendemos ligeramente por la caleya asfaltada, prácticamente encajonados entre las murias de piedra que delimitan los prados, las pumaradas y los chalets. Llegamos a un cruce donde tenemos enfrente una bella edificación que conjuga la piedra con el ladrillo y donde destaca el arco superior de la puerta de entrada y la ventana balconada del primer piso. La ruta prosigue hacia la izquierda durante escasos metros, hasta encontrarnos con un camino de tierra a la derecha.

Campos y edificaciones residenciales. Abandonamos la caleya asfaltada, prosiguiendo por el camino de tierra, que se interna en la zona de la marina. Es un área agrícola y ganadera, pero que actualmente se está convirtiendo en zona residencial y de segunda vivienda. Pronto pasamos junto a una casa de un hincha del Sporting, cuya bandera ondea sobre la entrada principal, rompiendo un poco la belleza de la edificación.

La senda, en descenso. El camino desciende ligeramente, observando al fondo una casa que sobresale sobre los prados, hacia donde tenemos que dirigirnos, ignorando el camino que nos sale a la izquierda justo cuando este empieza a subir. Llegamos a otra caleya asfaltada, teniendo enfrente una bella casa de tres pisos, pero en que en nada desentona con el entorno, ya que más bien está totalmente integrada en el paisaje.

Hacia al Pico del Sol. Al final del cierre de piedra de la finca, sale un camino a la derecha. La ruta discurre entre las pomaradas y en ligero descenso. Al finalizar el piso es de un suave césped que termina al llegar a otra caleya. Aquí giramos a la izquierda, siguiendo por la carretera, donde podemos admirar las bonitas casas que nos encontramos. Según vamos avanzando por la carretera nos va apareciendo, por la izquierda, el pico del Sol, punto más elevado de Gijón y desde donde se disfruta de la mejor vista de todo el concejo y los limítrofes. Seguimos por la carretera ignorando el desvío que nos sale a la derecha. Continuamos por la carretera hasta que nos encontramos con un cruce, en cuya intersección existe una casa con una pequeña placa que dice "47 Cazamular". Se continua por la derecha, observando al fondo encima del prado, varios edificios de muy bella estampa. Se desciende ligeramente hasta que nos encontramos a la derecha con una peculiar fuente semiescondida entre la vegetación.

Nada más pasarla vemos a la izquierda otra finca y un camino que sale ligeramente escorado a la derecha. Justo en la esquina del cierre podemos contemplar una curiosa planta, cuyos frutos parecen piñas que fructifican envolviendo el tronco y las ramas. Al final de este camino se llega a otra caleya, desde donde se divisa el mar por primera vez.

El hotel más pequeño de España. En el cruce giramos a la derecha, pasando junto a una casa de turismo rural, que según dicen es el hotel más pequeño de España, que invita a ver su jardín. Merece la pena visitar el coqueto jardín, con multitud de esculturas de hierro y cerámica.

A la búsqueda del río. De vuelta a la carretera, proseguimos por ella hasta el final. Entonces tomamos un camino de la izquierda que desciende en busca del río. El camino tiene un corto tramo de fuerte pendiente, aunque fácil de caminar.

Los modestos afluentes. Llegamos al antiguo molino de Máximo'l Corollu, transformado en vivienda, justo en el lugar donde también vierte sus aguas al río la riega La Corolla. Nada más pasar la casa, cruzamos el río Ñora. Poco después nos encontramos con un camino que pasa junto a un puente.

Escasez de luz. Cruzamos para girar a la izquierda, llevando el río a la izquierda. En ese tramo la luz escasea y la humedad aumenta. Las orillas están llenas de musgos y helechos, aunque la calidad del agua deja bastante que desear.

Seguimos agua abajo ignorando los caminos que nos salen al paso. Puentes de madera nos hacen pasar de una a otra orilla, caminando en la frontera entre concejos. Pronto vemos los restos del azud que desviaba el agua al molín del Pilu, ya en sus cercanías. Al cabo de un corto trecho atravesamos la carretera que comunica el barrio de Quintueles en Villaviciosa con el de Cabueñes en Gijón y donde se encuentra el Molín del Pilu, un antiguo molino de dos ruedas que estuvo funcionando hasta poco antes de 1936, y que además producía electricidad para abastecer a la casa mediante un generador.

Cruzamos con cuidado la carretera y nos encontramos con unas edificaciones. Detrás de ellas encontramos una casa donde antes estaba el molino, integrado en la parte inferior de la vivienda, ocupando la planta baja. Pese a las transformaciones realizadas aún pueden verse partes originales, como el cubu o depósito del agua que viene de la canal y un arco de desagüe cuadrado. Aquí se contempla como los líquenes cuelgan de las ramas de los árboles dando constancia de la calidad ambiental que nos rodea. Continuamos el avance a través de un bello camino junto al río hasta que nos encontramos con una desviación. Aquí podemos continuar por cualquiera de las dos ya que estas se vuelven a unir unos metros más abajo.

Continuamos en busca de la desembocadura acompañados en todo momento por las exuberantes riberas del río. Si cogemos el camino de la derecha pasamos junto a un abrigo en la roca, poco después vuelven a juntarse los dos caminos, y al poco tiempo el valle se ensancha volviéndonos a encontrar con otra desviación a la derecha. Es indiferente cual de ellas tomar. La de la derecha abandona el río por la marisma y llega a la playa en pocos minutos, la segunda discurre pegada al río hasta su desembocadura, justamente al lado de donde baja la senda que viene del Cervigón y que llega hasta Gijón.

Imponentes rocas a la vista. La playa de la Ñora da nombre a los yacimientos jurásicos de la formación geológica en el lugar de la costa asturiana donde mejor representados están. La formación La Ñora está constituida por los restos de lo que hace más de ciento cincuenta y tres millones de años debió de ser una zona de ríos meandriformes que llevaban consigo cantos rodados. Se depositaban en las orillas y el fondo del río y tras rellenarse sus huecos con arenas, dieron lugar a este tipo de rocas que ahora se puede contemplar, conformando un paisaje único y llamativo.

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