"Si tengo la cabeza tan bien es porque hago bolillos, y además es bueno para la artrosis de las manos. Los bolillos son el mejor medicamento". Pilar García Moreno tiene 94 años y nunca falta al encuentro que organiza anualmente en la Losa la Asociación de Encajeras "Ciudad de Oviedo". Cerca de un millar, llegadas desde varios lugares de España, se reencontraron ayer en las carpas de la Losa. Pilar García Moreno, cordobesa, afincada en Asturias desde hace 60 años, vecina de Gijón y madre de una monja del monasterio de San Pelayo era probablemente la más veterana.

"Esto es algo muy español y no se debe perder", opinaba ayer, ante la delicada labor que se traía entre manos. "Antes podía trabajar ocho o diez horas al día, ahora le dedico menos, dos o tres", refirió. Nada como los bolillos para olvidarse de las preocupaciones, según la experimentada encajera. Asegura que son lo mejor "para descansar la mente". Angelita Pérez, otra de las participantes en la reunión, le daba la razón y se lamentaba del escaso interés de los jóvenes por esta labor. María José Riera, que da clase a cerca de cuarenta alumnas entre Gijón y Avilés, más algunas sesiones particulares, tiene algunas discípulas jóvenes pero admite que los bolillos "se están estancando".

Al frente de la organización del encuentro de encajeras estuvo la presidenta de la asociación ovetense, Estrella Brasero, que recibió y guió por el recinto a la concejala socialista Marisa Ponga. "Esto es una fiesta", manifestaba Brasero. Luego mostró una de las curiosidades del certamen: varias piezas de encaje al estilo ruso. De Rusia tenía que haber llegado el participante más exótico en el encuentro, un encajero que al final, por problemas de enlaces con los aviones desde Londres, no pudo estar en Oviedo.