El Seminario abre mañana al público una exposición que recoge lo más granado de sus fondos bíblicos antiguos y en la que se podrán observar volúmenes tan notables como una Vulgata del siglo XVI o una edición facsímil de la denominada Biblia del Oso (1569), la primera traducción al castellano a partir de las lenguas originales. La muestra, comisariada por el teólogo asturiano Constantino Bada, no solo es relevante por el indudable valor y belleza de los 25 libros que la componen. También lo es porque supone un primer paso para popularizar y poner al servicio de la sociedad una biblioteca que los expertos consideran la segunda más importante de la región, tras la de la Universidad de Oviedo, y que va a ser mejorada dentro del gran plan de reforma de las instalaciones de Prao Picón que el Seminario va a iniciar de forma inminente, con un presupuesto global de 10 millones de euros.

El propio Bada anima a la ciudadanía a acudir al Seminario durante la próxima semana para disfrutar de la exposición y conocer una biblioteca que considera "una joya" y que, a su juicio, debe estar al servicio de la sociedad por mucho que la mayoría de los volúmenes que contiene sean de temas teológicos. Para empezar, quienes se pasen por Prao Picón podrán observar, junto a los títulos citados, otros de indudable relevancia, como la Biblia del Cántaro (1602), la decimonónica de Torres y Amat, que está decorada con grabados de Doré, o un ejemplar de Lacar-Colunga (1944). Como curiosidad, también se expone un diccionario Calepino, que era usado habitualmente como falsa portada para disimular las ediciones bíblicas de la relación de libros prohibidos.

Fuentes del centro formativo de los sacerdotes de la diócesis afirman que el proyecto que manejan no persigue que la biblioteca pase a ser pública, sino potenciar las actividades culturales, en línea con esta muestra o con el club de lectura que ya está activo, y de facilitar el acceso a los fondos bibliográficos a personas ajenas a la institución.

La biblioteca del Seminario fue bendecida en abril de 1948, tres años después de la llegada de los primeros seminaristas. El gran artífice de la colección fue Antonio Viñayo González, quien puso las bases de la valiosa colección bibliográfica. El 15 de noviembre de 1954, fecha en que tuvo lugar la inauguración, el Seminario contaba ya con 25.000 ejemplares. Gracias al trabajo de Raúl Arias del Valle, pronto se alcanzaron los cincuenta mil ejemplares. Las donaciones sucesivas han permitido que los fondos creciesen en calidad y cantidad, hasta superar en algunos momentos los 100.000 libros.

El plan para que la diócesis cuente con un seminario a la altura del siglo XXI se desarrollará a lo largo de la próxima década. Tal y como ya avanzó LA NUEVA ESPAÑA, el proyecto se fundamenta en tres pilares: la construcción de una residencia de 50 plazas para los seminaristas donde estaba el colegio de la Asunción, la adecuación del área académica, tanto para los propios seminaristas como para las necesidades de los laicos que colaboran con la Iglesia, y la puesta en marcha de una "casa pastoral de espiritualidad y acogida".