Oviedo está a años luz de las ciudades tomadas como referentes en materia de movilidad sostenible. La prueba más clara la ofrece el inventario de la red de carriles bici de la capital. En realidad, lo de Oviedo sería el "carrilín bici", pues en toda la trama urbana, únicamente existen siete metros en el Campo de los Patos, junto a la Ronda Sur.
Se trata de un pequeño tramo entre la calle Goya y el Postigo Bajo. Con fondo rojo, una señal de bicicleta deja clara su función, aunque no da prioridad a los ciclistas, con un ceda al paso al final del mismo. En ligera subida y con la pintura gastada, el "carrilín bici" parece un superviviente de otros tiempos, más que un ejemplo para el futuro.
No queda tan lejos la época en que la calle Ramiro I serpenteaba hacia el Naranco con un tramo de su acera derecha reservado en verde para los ciclistas. También en la calle Pedro Masaveu, junto al Parque de Invierno, hubo espacio para bicicletas, aunque es cierto que Oviedo nunca tuvo una continuidad en este aspecto, ni un carril concebido como ruta.
El actual gobierno tripartito prepara un plan de movilidad con el que quiere cambiar la manera de desplazares por Oviedo. El bulevar de Santullano y los planes para el viejo HUCA serían el ejemplo. Precisamente en el antiguo recinto sanitario, en una de sus calles, una línea blanca aparta un espacio para las bicicletas. También hay marcas en los llamados carriles 30 y alguna en la calle Paraíso, pero no son carriles bici al uso.
Los colectivos que defienden el uso de la bicicleta proponen una red de largo recorrido por las calles del centro y sugieren que el espacio necesario puede salir de eliminar plazas de zona azul. "Sólo hay algún tramo en La Corredoria y poco más", señalan personas cercanas a movimientos como Asturies ConBici, partidarios de apostar por un modelo de movilidad en el que la bicicleta gane protagonismo en los desplazamientos diarios.
