Tras el segundo tanto de la Ponferradina, y mientras Yuri se encaraba con la grada teñida de azul, Cristian Rivera se llevaba las manos a la cabeza. La jugada había nacido en una pérdida suya. Pecados de juventud. Al ver los lamentos, Esteban, 40 años, se acercó al juvenil, le susurró unas palabras de ánimo y le apoyó con una palmadita. Ser capitán se mide en gestos, no en insignias.

Por eso, cada juicio del avilesino cobra especial importancia. También cuando el equipo, 17 goles en contra, se sitúa entre los más goleados de la categoría. "Los equipos que están arriba se diferencian de los demás por los goles en contra. El que gana la Liga en Primera suele estar entre los dos menos goleados. Somos conscientes de que hay errores a corregir, pero conviene no obsesionarnos", inicia su análisis.

Una vez reconocido el problema, el avilesino se inclina por una lectura amable. "Muchas veces se dice que no se puede vivir del pasado pero yo creo que sí sirve echar un vistazo atrás. La temporada pasada nos metieron cuatro en Valladolid y Ferrol y después la cosa mejoró. Conviene pensar en cómo salimos de aquella situación, para repetirlo", razona.

Viéndolo con perspectiva, la clave del ascenso de la temporada pasada fue la evolución vivida por el equipo. El Oviedo entró en la competición como un equipo con peligro en las dos áreas. Tras pequeños disgustos, experiencias en Valladolid y Ferrol incluidas, la propuesta de Egea sufrió una transformación gradual. El sistema defensivo, la gran inquietud del comienzo, pasó a convertirse en la principal arma de un bloque que en Cádiz firmó su obra maestra. "De aquella situación salimos con naturalidad. Hay que saber convivir con la victoria, el empate y la derrota", explica.

Queda fijado el primer punto para la mejoría azul: naturalidad ante la derrota. El siguiente paso apunta a la cabeza. "No podemos obsesionarnos. No podemos pensar que en cada partido nos van a meter dos goles por norma. Cuando tienes un defecto es mejor no darle vueltas porque te puede crear ansiedad", argumenta antes de defender las virtudes del equipo: "Me quedo con que hacemos bien muchas cosas y hasta ahora, con la excepción de media hora en Vitoria, no hemos sido inferiores a nadie. La tabla está tan igualada que una victoria te mete arriba".

Un simple vistazo al calendario muestra el siguiente examen para el sistema defensivo azul. El Bilbao Athletic del Cuco Ziganda, un equipo atrevido y en formación sin excesiva fortuna en el inicio de Liga, será el encargado de visitar el Tartiere.

"No nos volvamos locos", advierte Esteban, "cuando empiece el partido iremos 0-0, no salimos con goles en contra. Nos vendría muy bien ganar para volver a ilusionar a la gente y engancharnos a la zona alta de la tabla".

"En Oviedo no queda otra que responder cuando pierdes. Aquí es obligatorio levantarse. Un futbolista en este club tiene que ser bueno con los pies pero también de cabeza, debe conocer la exigencia que tiene. Hay que ser fuertes mentalmente, corregir los errores y potenciar las virtudes", corona.

Superada las diez primeras jornadas de Liga, algo menos de un cuarto de competición, se pueden hacer las primeras valoraciones sobre el papel azul. Los de Egea son octavos, a un punto del play-off y a cuatro del ascenso directo. El descenso se aleja cinco puntos por debajo. Los números parecen notables para un recién ascendido, pero en el Oviedo siempre se exige un paso más. Esteban hace su juicio: "El balance es que estamos en el fútbol profesional codeándonos con todos los equipos. Siempre competimos. Nadie puede decir que la Ponfe fue mejor y ningún aficionado se puede decepcionar con nuestra actitud. Eso es innegociable".