Cuando se le pregunta por Albacete, Juan Carlos responde sin titubeos: "La temporada más dura de mi carrera", asegura. El meta regresa a Albacete, la parada previa a Oviedo, y le viene a la mente un año complicado. Fue en la 2015/16, cuando el conjunto manchego, dirigido por Sampedro, y por César Ferrando después, descendió a Segunda B en una temporada para olvidar. Juan Carlos ha alcanzado un status muy diferente dos años después. Es el portero titular de un equipo que presenta sus credenciales para estar entre los seis primeros de la Liga.

Toda carrera de un futbolista tiene un punto de inflexión. El de Juan Carlos pudo ser aquella campaña 2015/16. Había cumplido un ciclo en el Villarreal, el club que le había dado la oportunidad de mostrarse ante el panorama del fútbol nacional. Pero su paso a un segundo plano entre 2013 y 2015 exigía un cambio de aires. Surgió la opción del Albacete y el meta pensó en los manchegos como un escaparate en el que reivindicarse.

Tenía 28 años cuando, 11 de julio de 2015, fue presentado como portero del Albacete. "Bajo un escalón para dar el salto después", dejó como frase de bienvenida; toda una declaración de intenciones. Valoraba entonces un proyecto "joven y ambicioso" que le había hecho decantarse por la propuesta manchega antes que la del Zaragoza.

Pero la experiencia no fue la esperada. Juan Carlos le ganó la carrera por la titularidad a Dorronsoro y disputó 34 encuentros en aquella Liga. El nivel colectivo fue bajo, el equipo acabó penúltimo y el Albacete tuvo el dudoso honor de convertirse en el equipo más goleado, con 61 goles en contra. "Aquella temporada fue un máster para mí", resume el guardameta.

Aquella experiencia hizo madurar a Juan Carlos. Cuando los números le sonríen siempre dice que no suele hacerles caso. Y recuerda la temporada en el Carlos Belmonte, la del equipo más goleado.

Ahora el balear se ve fuerte. El año de Albacete ya está superado y el curso anterior, en el que compitió por un puesto con Esteban por la meta le ha curtido. Ya lo ha expresado alguna vez en la sala de prensa: esa competencia con el avilesino, símbolo de los últimos tiempos del oviedismo, le hizo más fuerte. Hierro eligió el año pasado a Juan Carlos y Anquela también se ha posicionado de la misma manera en su actual competencia con Alfonso Herrero, un meta al que se le intuye un futuro prometedor.

Con la meta asegurada una campaña más, el viaje a Albacete se presenta como una nueva oportunidad de seguir dando pasos hacia la parte alta de la tabla. "Veníamos haciendo las cosas bien desde el primer día pero nos costaba ganar. Ahora, el trabajo y las sensaciones sí se traducen en victorias, que es lo más importante, lo que cuenta", analiza el balear que ya señala a los partidos fuera de casa como una de las claves si se quiere mejorar el registro de la pasada campaña: "Los encuentros a domicilio son una asignatura pendiente del año pasado. Si seguimos en la dinámica de los partidos de Almería y Gijón, los resultados llegarán. Tarde o temprano, ganaremos".

No se fía sin embargo el guardameta de la presunta inferioridad del rival del domingo. "Tiene un ambiente complicado pero creo que es un partido trampa porque se juegan mucho. El Albacete aún no ha ganado y no nos lo pondrá fácil. Si no vamos con humildad y respeto hacia el rival, lo pasaremos bien. Y si hacemos las cosas como sabemos el estado anímico de sus jugadores puede ayudarnos", sentencia.

Juan Carlos tiene la experiencia reciente de saber qué sucede cuando el equipo no da la talla fuera de casa. Fue ese déficit, el de sumar lejos del Tartiere, el que evitó que el equipo dirigido por Hierro estuviera el pasado curso en el play-off. Ahora, el meta aboga por un cambio en la tendencia: "Comparando con el año pasado ahora competimos bien. En Gijón el equipo acabó en el campo del rival. Las sensaciones son buenas".