Liderazgo, solidez, dureza. Todas esas cosas le han faltado al Oviedo en algún momento de esta temporada y todas ellas se vieron en el equipo que ayer ganó al Lorca como lo hacen los grandes, sin realizar un partido espectacular pero sin que corriera peligro en ningún momento la victoria. Los azules tienen más talento y con eso les bastó para sumar en ataque. El trabajo, una presión ordenada y efectiva, hicieron el resto. Lo del liderazgo fue sobre todo cosa de Forlín. El argentino es ya el jefe de la defensa. Otra gran noticia para los azules. Y es que este Oviedo se empieza a parecer mucho a lo que Anquela quiere. El azul es un equipo áspero, que incomoda al rival cuando no tiene el balón, haciendo faltas si es necesario, y que en ataque lo tiene cada vez más claro. La jugada de estrategia con la que el Oviedo abrió el marcador debe ser toda una satisfacción para un entrenador. Un córner botado por Saúl Berjón que aprovecha Rocha para, llegando desde atrás, conectar una espectacular volea. El mediocentro azul se vio solo mientras la zaga lorquina defendía un posible remate de cabeza. Una jugada de las que se ensayan en los entrenamientos y que alguna vez sale en los partidos.

Los balones parados han pasado de problema a virtud en el Oviedo y eso es otro avance enorme. El tanto dio además tranquilidad a los de Anquela, aunque después de llegar el cuadro murciano tuvo las mejores ocasiones del partido. El Lorca, por lo visto ayer, depende mucho en ataque de lo que haga el exoviedista Nando. Y de una jugada suya nació el único ataque que puso en apuros al Oviedo. Un centro desde la derecha que concluyó en una triple acción de peligro para los locales, bien resuelta por un Alfonso Herrero que solventó bien el poco trabajo que tuvo.

Pero el segundo tanto puso fin a cualquier intento de reacción del Lorca. Y es que la candidez de la zaga local evidenció por qué están abajo en la clasificación. Un centro de Saúl Berjón por la izquierda, la banda por la que concentró casi todo el ataque el Oviedo, se paseó por delante de todos los defensas del Lorca hasta chocar contra el poste. Y allí apareció Linares para meter el pie y distanciar aún más al Oviedo en el marcador.

El resto del primer tiempo y del partido fue un querer y no poder de un Lorca que se encontró con el Oviedo más sólido de la temporada. Lamentaba Anquela una y otra vez los goles recibidos por su equipo, los despistes que cuestan puntos. Y ayer por fin encontró el jienense a ese Oviedo aguerrido, ese que es capaz de conservar las ventajas en el marcador, de cocinar el partido a fuego lento hasta que cae de su lado. Las faltas fueron una buena muestra también de que el conjunto azul se ha convertido en un rival incómodo. Prácticamente doblaron a su rival en faltas. Así pararon en seco cualquier atisbo de reacción del rival. También es cierto que contar con un futbolista como Forlín es todo un seguro. El argentino llega siempre antes, es rápido y contundente. Un gran futbolista que por fin ha encontrado el nivel que competitivo que este Oviedo necesitaba como agua de mayo.

En la segunda parte el conjunto azul tan solo tuvo que frenar las inocentes acometidas del rival. Un Lorca voluntarioso pero que poco hizo con el balón. Lo tenía pero con el no hacía daño. De hecho, la mejor ocasión en la segunda parte fue para el Oviedo. Un pase en profundidad le llegó a Linares, que se fue del portero y tan solo la rápida intervención de un defensa rival evitó la sentencia del cuadro azul. Y ahí se le puede apuntar el único debe que tuvieron ayer los de Anquela. Linares no sentenció y en la última media hora del encuentro, el Lorca tuvo la oportunidad de haberse metido en el choque. Un gol hubiera sacado algunos fantasmas del pasado. El Lorca tuvo toda la iniciativa, el balón. No les bastó porque el Oviedo estuvo siempre muy sólido, pero se echó de menos que el conjunto azul no tratara de aprovechar la necesidad del Lorca para generar contragolpes que al menos hubieran obligado al equipo murciano a tener algo más de cuidado en defensa.

Por poner un pero al Oviedo. Un equipo el azul que pudo además darle minutos a jugadores que salen de lesiones. Fue el caso del canterano Viti y del húngaro Hidi. Los dos son una noticia fantástica para Anquela. El primero porque es muy versátil y por su carácter no va a permitir que se relaje a ninguno de los que ahora ostentan el puesto de titular. Hidi, por su parte, es un jugador que no tiene a un igual en la plantilla, alguien capaz de desatascar un partido cerrado con un buen pase. A ninguno le dio tiempo de entrar en demasiado en juego, pero ya están ahí.

Una noche feliz para el Oviedo, un día para celebrar que este Oviedo gana fuera y no recibe goles. Un equipo serio que ya se parece a su entrenador.