España está troceada en 8.114 municipios. Algo más de medio millón de kilómetros cuadrados de «piel de toro» atomizados hasta la caricatura en una profusión de concejos que en algunas provincias roza lo ridículo. Con la calculadora en mano, la superficie media de cada municipio español es de algo más de 62 kilómetros cuadrados. Atendiendo a esa media, Asturias (unos 10.500 kilómetros cuadrados de extensión) debería tener 169 concejos, más del doble de los 78 actuales. No sería una buena idea.

La polémica sobre el número de concejos del Principado saltó esta semana, a raíz de unas declaraciones del consejero de Economía, Jaime Rabanal, a quien la división municipal asturiana le parece excesiva. A otros miembros del Consejo de Gobierno, no. Si todos los municipios asturianos fueran iguales en superficie, tocarían a 134 kilómetros cuadrados y al final de ese reparto equitativo de tierras saldrían 78 concejos del tamaño de Castropol, Parres, Laviana, Villayón o Mieres. El reparto de superficie municipal asturiana es variopinto, desde los 823 kilómetros cuadrados de Cangas del Narcea, hasta los 5 de Noreña; pero el Principado es normalidad químicamente pura en comparación con lo que se cuece en el mapa español.

Si pudiéramos observar ese mapa a vista de satélite y con todas sus fronteras municipales, encontraríamos dos Españas. La de los municipios grandes, de Madrid para abajo, con algunas excepciones centradas en la Comunidad Valenciana y en la Costa del Sol, y la de los municipios pequeños, centrada sobre todo en el Norte: Castilla y León, País Vasco, Cantabria, parte de Castilla-La Mancha, Navarra, La Rioja y Cataluña.

También aquí hay excepciones, y una de ellas es Asturias, junto a parte de Galicia y de Aragón. El reparto municipal asturiano no es tan menudo como el de las provincias vecinas, pero tampoco tiene nada que ver con las extensiones en Extremadura o Murcia. En estas dos comunidades se ubican los dos municipios más grandes de España: Cáceres, con 1.750 kilómetros cuadrados (el 16% de la superficie asturiana), y Lorca (1.675 kilómetros).

Cientos de municipios en España tienen menos de diez kilómetros cuadrados, algo que en Asturias es una excepción (Noreña y Muros). Decenas de concejos andan por debajo de los tres kilómetros, entidades administrativas al calor de grandes ciudades, inmersas en la vida metropolitana pero con Ayuntamiento propio. De esa lista de más de ocho mil concejos, LA NUEVA ESPAÑA ha dado con el más pequeño. Se trata de Lugar Nuevo de la Corona (Llocnou, en valenciano), en la provincia de Valencia, a unos cinco kilómetros del centro de la capital. Las estadísticas dicen que Llocnou tiene 0,04 kilómetros cuadrados, pero algo más de asfalto hay, como explica Manuel Gimeno Baixauli, el único funcionario municipal.

-El municipio viene a ser 100 metros de largo por 60 de ancho.

-Y eso ¿para qué da?

-Tenemos una plaza, dos calles, unos 80 inmuebles y el Ayuntamiento.

-¿Y el sector hostelero?

-Había un bar, pero cerró.

-En Asturias, en ese trocín de terreno municipal metemos media docena.

-Ya, ya, eso dicen, que en Asturias el que se prejubila abre uno.

-¿Tienen iglesia?

-Pues también, una pequeña. Y una farmacia y un taller de costura.

-¿Cuántos vecinos?

-Unos 140.

-Y si me permite la pregunta, ¿cómo se las arreglan?

-Los servicios están mancomunados con otros municipios mayores como Benetússer, Sedaví, Massanassa o Alfafar. El cementerio y la educación competen a Alfafar, los Servicios Sociales se prestan a través de Sedaví, y agua, alcantarillado y recogida de basuras dependen de entidades metropolitanas.

Lo cierto es que Lugar Nuevo de la Corona tiene acreditada su condición municipal desde, al menos, 1845. «Somos pequeños, pero antiguos». En la misma provincia valenciana existe una isla administrativa y territorial que se llama Emperador, un municipio de 0,10 kilómetros cuadrados que cabría en la plaza de la Escandalera, de Oviedo. Tiene farmacia, regentada por Rosa María Rubio.

-Aquí somos municipio desde hace casi 23 años. Se separaron de Museros, y ahí quedó Emperador, rodeado. Es que siempre se llevaron muy mal...

La línea fronteriza corta de raíz esta antigua parada de postas, urbanizada a tope, que tiene unos 500 habitantes y que está a veinte minutos de Valencia a través de una de las rondas. «La calle de enfrente es Museros».

En Asturias los municipios no se tocan desde hace siglos, pero de la Meseta para abajo las cosas no son, como vemos, tan inamovibles. Y curiosamente se tiende a disgregar más que a unir. Navarra, una comunidad con una superficie muy parecida a la de Asturias, presenta zonas de atomización municipal asombrosa. Un ejemplo: entre Villava, Burlada y Ansoain, tres de los 272 municipios navarros, suman una superficie de unos cinco kilómetros cuadrados. Villava es la tierra de Miguel Indurain, pero apenas caben unas cuantas bicicletas (tiene 1 kilómetro cuadrado). En el Ayuntamiento de Burlada, una escisión municipal de los años setenta, facilitan los datos demográficos: más de 18.000 habitantes, el cuarto municipio más poblado de la Comunidad Foral. Y todo en poco más de dos kilómetros cuadrados, a las puertas de Pamplona. Las capitales de provincia tienden a expandirse y fagocitan los núcleos cercanos. Burlada y Villava pertenecen a la Comarca de Pamplona, son municipios sin solución de continuidad, sin un metro de zona rural entre ambos. En Noreña, el miniconcejo asturiano, caben casi tres «Burladas», cinco «Villavas», más de cincuenta «Emperadores» y cien «Pueblos Nuevos de la Corona». Una estadística que viene que ni al pelo al grandonismo astur.

El más valioso documento para analizar el mapa municipal español nació en Asturias, es el Atlas Geográfico de España, en su tomo II de cartografía administrativa, dirigido por el catedrático emérito de Geografía Humana Francisco Quirós Linares y el profesor Gaspar Fernández Cuesta, de la Universidad de Oviedo.

Ese mapa municipal forma parte de un ambicioso proyecto impulsado desde la Facultad de Geografía e Historia y que en su momento supondrá la publicación de más de tres mil mapas. Ese tomo II tiene la peculiaridad de incluir, además, el mapa de parroquias, una división administrativa que sólo existe en España en Asturias y en Galicia.

De los diez concejos españoles con mayor extensión figuran tres andaluces, dos extremeños, dos murcianos, dos castellano-manchegos y uno aragonés.

De los diez concejos más pequeños hay cinco valencianos, dos barceloneses y uno de Zaragoza, Castellón y Girona.

En Asturias la división municipal permanece prácticamente inamovible desde hace dos siglos. En España las novedades al respecto son escasas en la última década, aunque se han dado casos segregacionistas como el de Benicull de Xúquer, en Valencia; Ziortza-Bolibar, en Vizcaya; Villamayor de Gállego, en Aragón, y uno de los más recientes, El Pinar de El Hierro, en la isla canaria, cuya independencia de El Golfo surgió en 2007 a raíz de un encontronazo ciudadano por los tiempos de procesión de la Virgen de la comarca durante las fiestas municipales. ¡Qué país!

De los veinte concejos españoles que más población han perdido en la última década (1999-2009), siete son asturianos: Mieres, Langreo, Aller, Cangas del Narcea, San Martín del Rey Aurelio, Tineo y Valdés. Entre ellos, la friolera de 25.000 bajas en el padrón total. Pero casi toda Asturias sigue libre de entrar en la España con densidad inferior a los diez habitantes por kilómetro cuadrado. Por el momento.

Cangas del Narcea es el vigésimo primer municipio español en extensión, pero en Asturias es un caso más bien atípico. El segundo en la lista es Tineo, con 540 kilómetros cuadrados, muy alejado (tan sólo en Extremadura hay diez concejos con mayor extensión que Tineo). Cangas del Narcea es muy grande, quizá demasiado, pero la cuestión no está tanto en el tamaño sino en la riqueza.

Los ejemplos incluidos en este reportaje, miniconcejos de la Comunidad Valenciana y Navarra, están inmersos en economías muy activas, al lado de la capital de provincia y con excelentes comunicaciones. No es el caso de muchos de los municipios asturianos, sobre todo situados en las alas de la región. Barcelona, con una superficie no mucho mayor que Asturias, tiene 310 municipios. La atomización, en Cataluña y en general en toda España, está relacionada con las zonas costeras, donde, entre otras cosas, hay más intereses económicos vinculados al turismo y la construcción.

El tamaño medio del municipio en España -62 kilómetros cuadrados- es rebasado por 57 de los 78 municipios en Asturias. Esa media de superficie nacional la cumplen casi al milímetro algunos concejos del Principado como Carreño, Navia, Coaña, Tapia de Casariego o Las Regueras.

La provincia de Girona riza el rizo, con una superficie media por concejo que no supera los veinte kilómetros cuadrados, pero más allá de casos extremos como el catalán, el debate sobre la necesidad de un nuevo mapa municipal viene de muy antiguo y nunca han faltado voces, también en Asturias, que reclamaban agrupamientos. Y al revés: tradicional es la reivindicación de sectores ciudadanos de Lugones para formar concejo independiente de Siero. Estudios nacionales al respecto calculan que en una primera tanda de unión administrativa, España se quedaría sin el veinte por ciento de sus ocho mil municipios, es decir, sin más de 1.500 ayuntamientos (1.500 alcaldes menos, 1.500 corporaciones municipales menos...).

Pero la racionalidad choca de plano con intereses parciales y con respetables derechos históricos, sin olvidar esa tendencia a llevarse mal con el más próximo. Si no se ha logrado avanzar demasiado en las parcelaciones de tierras, como para andar enterrando concejos...