Pola de Laviana,

Eduardo GARCÍA

Lograr una plaza de funcionario público docente no es fácil. Mucha competencia. Lograrla con un 10 como nota final de la oposición es poco menos que imposible. Lo han hecho dos candidatas este año en Asturias. Una de ellas es Carmen María Alonso Arrieta, es de Pola de Laviana, va a cumplir 40 años, le encantan los niños y se ha dado el lujo de elegir destino: el Colegio público Elena Sánchez Tamargo de su localidad.

Carmen estudió en la Escuela de Magisterio Padre Ossó, en Oviedo, acabó a principios de los noventa y amplió estudios de secretariado internacional, hasta el punto de que -confiesa- llegó a olvidarse de sus proyectos de docencia. «Cuando acabé Magisterio las posibilidades de entrar en el sector eran casi nulas, y yo quería trabajar pronto». Hasta que un día...

«Alguien me dijo que había salido una bolsa de interinos. Yo trabajaba en el Registro de la Propiedad y no tenía experiencia laboral docente. No apruebas porque no tienes experiencia, es el pez que se muerde la cola, y te sientes impotente».

Esta era la tercera vez que Carmen Alonso se presentaba. «La primera llevaba un mes de trabajo. Experiencia pequeñísima. En la segunda ya me quedé en puertas». Ahora, a la tercera fue la vencida. Hizo un examen perfecto, de 10, pero llevaba también un largo currículo a sus espaldas, con destinos de interinidad tan diversos como Cangas del Narcea, Gijón, Figaredo, El Entrego, Blimea, Inguanzo, un pequeño pueblo de Cabrales, y Pola de Laviana. En total, seis años de trabajo casi continuado. Iba bien preparada pero no esperaba el 10. «Es que no sólo es cuestión de estudiar. Yo diría que el estudio sólo representa el 50% del resultado final porque cuentan muchos elementos subjetivos, cómo expones las cosas al tribunal, hasta la forma de dirigirte a él. Salí muy contenta, sobre todo del examen práctico, pero un diez...». Trabajar con niños de 3 a 6 años y preparar al mismo tiempo unas oposiciones no es sencillo. «Llegué a mayo muy cansada, a veces volvía a casa machacada con la sola idea de tirarme en el sofá. Hubo un momento en que pensé que lo dejaba». Y con una evidencia: «No se estudia igual a los 25 que a los 40 años». A Carmen su familia le allanó el camino: «Mi marido tiene un trabajo que le impide venir a casa a comer, así que yo me iba a casa de mi madre y allí tenía el plato. Tiempo ganado».

Dice Carmen Alonso Arrieta que «nunca fui de dieces en los estudios, para nada. Conozco a compañeros que también han logrado un 10 en las oposiciones y que dicen que, como yo, eran gente muy normal con las notas académicas. Estoy rodeada de personas que llevan años y años de interinidad, así que yo no me puedo quejar».

Carmen escogió destino y se quedó con el centro donde ya desarrollaba su labor como interina. «Ser maestro en tu propia localidad tiene sus inconvenientes, pero yo tengo el trabajo a cinco minutos de casa», y eso, para alguien que ha recorrido Asturias en coche para ir a la escuela, es todo un regalo. A Carmen le gustan los niños: «Es que si no, este trabajo no tiene sentido. Es muy agradecido».