Oviedo, J. B.

Al final la afición acabó cantando, bailando y vitoreando «Honky Tonk Women», que es muy del bajo de Bill Wyman ya desde su era «Rolling Stones». Fue el fin de fiesta, pero Bill Wyman & «The Rhythm Kings» dejaron otros momentos para anotar.

Cambian de estilo con facilidad pasmosa y se mantienen en el escenario con un toque de diversión constante. Sí, con Bill Wyman & «The Rhythm Kings» no hay momentos para el bostezo, al menos si se es seguidor de las viejas claves musicales del rock, el soul o el blues, por citar una serie de corrientes que marcaron el paso de la música popular desde los años sesenta del pasado siglo. Ellos consiguen rehacer esas viejas canciones, a la par que logran que todo el mundo mueva el pie para marcar el ritmo desde sus butacas. Y así fue ayer en la sesión que el ex «Rolling Stones» y los «chicos» ofrecieron en el teatro Filarmónica de Oviedo, donde la afición aplaudió, agradeció y cantó todo lo que supo. Desfilaron, en las manos de instrumentistas excepcionales y muy buenas voces, un serial de éxitos irrepetibles que estos caballeros plasman de maravilla.

No hay problema: se va de Ray Charles al viejo twist de Chuck Berry con maestría. Se revisa «I got a woman» o se hace una versión pasada por swing de «Johnny B. Goode». O hay momentos para el cabaret, o así, de la mano de Georgie Fame con «Hit the road Jack», que tiene un enlace con otro símbolo, «Fever».

Terry Taylor es un tipo simpático que se encarga del blues. Le gustan con viejo sabor. Y eso explicaba él en español. Traducía automático. Así miró al blues de Chicago con «Too Late», del Little Walter («Pequeño Walter, tradujo en su castellano cachondo»). Por cierto, en esto de las presentaciones, y en otro guiño stoniano, Fame, anunció «Melody» evocando a Mick Jagger y Keith Richards, pero insistiendo con fina ironía en que por aquella canción anduvo entonces el gran Billy Preston.

La sección de vientos es un espectáculo en sí misma. Frank Mead se lució en varias ocasiones y demostró pulmones; su compañero, Nick Payn, le sigue en perfecta armonía, marcando -ambos- pequeños pasos de baile y divirtiendo al personal. Wyman, que siempre está tranquilo, pone su parte con «You never can tell», el celebrado twist de «Pulp Fiction», y ya lo había hecho con «música del país», dijo el ex «Stones» para presentar a golpe del acordeón de su compañero Watkin «All Night Long» (con cierta brisa a zydeco). Y la voz de Beverley Skeete es como el hilo conductor de la historia de la música. Con ella se viaja de James Brown a Etta James o piezas eternas como «I put spell on you».

Ver a Bill Wyman y «The Rhythm Kings» es ver una orquesta de alto nivel que sabe cuidar y tratar como nadie el viejo repertorio. No se encuentran obras recientes: ¿para qué? Nada mejor que pasar un rato enorme con unos señores que tienen un fino gusto musical.