Con sólo 23 años fundó la agencia Germinal en Murcia y la campaña "Pastillas contra el dolor ajeno" le abrió las ventanas al mundo.

Ustedes los creativos trabajan con el ingenio, pero supongo que ahora hay que agudizarlo a escalas infinitas.

Bueno, el ingenio no tiene que ver con la crisis, lo que provoca es que haya que trabajar más para llevar a cabo esas ideas. El problema es materializarlas porque el cliente antes tenía una mayor valentía, se tiraba a la piscina, y ahora todo se mide mucho más. Ahora hay grandes ideas que no tienen presupuesto, pero cuando una idea es buena e innovadora se abre camino. Aunque no cabe duda de que es un momento complejo, complicado. En mi caso, hacemos un trabajo muy transgresor, muy valiente, pero también muy low cost.

¿Son conscientes de cuándo hay una buena idea?

Sí, pero ocurre pocas veces. Esto es como el amor, sabes cuando te has enamorado y cuando es sólo un rollete. Todos los días tienes ideas pero de vez en cuando te surge una gran idea y la química es muy parecida a cuando te enamoras.

¿Alguna buena idea se le ha quedado en el tintero?

Pocas porque soy muy cabezota y muy perseverante. Quizá por las limitaciones, por el contexto.

Su exitosa campaña "Pastillas contra el dolor ajeno" para Médicos Sin Fronteras" no fue fácil... no querían el término pastillas y fue complicado conseguir que lo hiciera Berlanga.

Es un proyecto extraordinario e irrepetible. Nace de una gran idea pero la dimensión del proyecto y una serie de hechos que se produjeron lo convirtieron en algo mágico y difícil de repetir. Nació de una dificultad, de la imposibilidad de vender en las farmacias un medicamento que no es tal. Tuvimos que convencer y enamorar a un montón de instituciones, pero estábamos convencidos de que podíamos salvar vidas.

¿Qué pastillas serían necesarias?

No podemos comparar la situación en la que nos encontramos en un país del primer mundo, aunque atravesemos una etapa de pesimismo, con la que viven personas del tercer mundo, que no tienen absolutamente nada. Nosotros tendríamos que tomar las pastillas de cura propia, no podemos agachar la cabeza y ver que no hay luz al final de túnel, aunque el final del túnel existe si sabemos hacer las cosas bien y tenemos fe en nosotros mismos.

¿Importa el producto o lo que importa es cómo se vende?

La publicidad no es magia, afortunadamente. Contar con un buen producto facilita todo mucho. Una buena creatividad puede generar un interés de la sociedad por un producto, pero por muy buena que sea la campaña si el producto no es de calidad no te va a dar una segunda oportunidad. Prefiero trabajar con un buen producto cien mil veces. Además me motiva más. Yo soy amigo de aquellas marcas que hacen un trabajo muy coherente a medio y largo plazo, como Ikea, por ejemplo.