Oviedo, P. R.

«Asturias tiene mucho talento, pero lo reconoce difícilmente, tal vez debido a un cierto complejo de inferioridad que debemos abandonar», afirmó ayer Aarón Zapico, que ejerció de portavoz del grupo de música culta «Forma Antiqva», al recoger el premio «Asturiano del mes» de diciembre de 2011. Integrado por los hermanos langreanos Aarón, Pablo y Daniel Zapico, «Forma Antiqva» se ha convertido en el grupo de referencia en España en la interpretación de la música del renacimiento y el barroco.

«Nos sentimos honradísimos y muy emocionados por el reconocimiento de LA NUEVA ESPAÑA. Este tipo de distinciones, sobre todo si vienen de tu propia tierra, nos animan a continuar trabajando», añadió Aarón Zapico.

Los tres integrantes de «Forma Antiqva» fueron galardonados con el «Asturiano del mes» por su brillante trayectoria musical, que se ha visto reconocida a nivel internacional con su fichaje por el sello discográfico alemán Winter&Winter, con el que ya han grabado tres discos. El último, «The four seasons», de Antonio Vivaldi, una nueva, brillante y audaz versión de «Las cuatro estaciones», cuenta además con la colaboración del violinista asturiano Aitor Hevia, «un músico de primera», señaló Aarón Zapico. El hecho de que la distinción lleve la fecha de diciembre de 2011 está relacionada con su nominación a los Premios Internacionales de Música Clásica (ICMA), por su disco «Concerto Zapico», el segundo firmado con Winter&Winter.

Ángeles Rivero, directora del periódico, felicitó a la formación tanto por el camino recorrido hasta ahora como por su último disco, y destacó el estrecho vínculo de los hermanos Zapico con Asturias, en el trabajo que desarrollan y en la selección de los músicos que suelen acompañarles en sus actuaciones y grabaciones, elegidos entre los más brillantes de su generación. «Nos llena de orgullo, desde Langreo habéis llegado a a ser una referencia en la música culta, y sin ningún complejo», afirmó.

La directora de LA NUEVA ESPAÑA les hizo entrega de dos de los atributos de la distinción: una primera página del periódico, que recoge la noticia del galardón, y la caricatura de los tres hermanos, realizada por el dibujante del periódico Pablo García. «¡Impresionante!», afirmaron al verla.

Melchor Fernández Díaz, ex director del diario y consejero de Editorial Prensa Asturiana, les entregó la estela escultórica de José Manuel Legazpi, el símbolo de la distinción que concede el diario.

Aarón, Pablo y Daniel compaginan actuaciones y grabaciones con el trabajo pedagógico como profesores de los conservatorios de Oviedo, Madrid y Zaragoza, respectivamente, centros en los que imparten una asignatura que, como comentaron entre risas, suele ser la de mayor número de palabras de las enseñanzas musicales: Instrumentos de cuerda pulsada: renacimiento y barroco.

En el acto estuvieron acompañados por su madre, Margarita Braña, quien explicó que los tres habían llegado a la música por una suma de casualidades; Socorro Cuetos, esposa de Aarón Zapico y profesora de música; Clara Paúl, novia de Daniel Zapico, también vinculada a la música, y Adela Sánchez, que fue su representante hasta hace unas semanas y con la que mantienen una relación de amistad.

Creado a finales de 1999, los comienzos de «Forma Antiqva» no fueron fáciles. Aarón Zapico acababa de terminar sus estudios de clave en el Real Conservatorio de La Haya, con la felicitación unánime del tribunal. Y sus hermanos, los mellizos Pablo y Daniel, lo hacían en Barcelona. Los tres arriesgaron y volvieron a su Langreo natal, en cuyo conservatorio recibieron su primera formación, con el objetivo de labrarse una carrera musical tocando el clave, la tiorba y la guitarra barroca. Sin apoyo institucional, con seriedad y gran exigencia creativa, se han convertido en un grupo que, como declaró Ángel Medina, catedrático de Musicología de la Universidad de Oviedo, «marcará un antes y un después en la interpretación de la música antigua en España».

Su próximo reto tiene mucho que ver con Asturias y con la recuperación de su historia musical: el estreno, el próximo 25 de abril en la Catedral de Oviedo, de seis piezas de Joaquín Lázaro, el maestro de capilla más importante de la basílica, compuestas entre los años 1781 y 1782. Proyecto en el que han contado con la colaboración de María Sanhuesa, profesora de Musicología de la Universidad de Oviedo.