Párroco de Cabranes, se marcha a misiones

Antonio Herreros será el párroco de Cabranes hasta el próximo 8 de septiembre. Ese día se despedirá de sus feligreses e iniciará una nueva etapa como misionero en Benín. Hace 26 años, la diócesis de Oviedo abrió misión en este pequeño país del oeste de África. Ésta no será la primera estancia africana de Antonio Herreros: hace una docena de años ya estuvo allí como misionero. Ahora vuelve con una mentalidad nueva y con más ganas de ayudar. Las parroquias asturianas dedican este fin de semana al apoyo a las misiones.

-¿Por qué hace un cuarto de siglo los asturianos decidieron ir a Benín?

-Asturias ya estaba en África, en concreto en Burundi. Pero cuando comenzó la guerra allí, los expulsaron. A partir de este momento se buscó otro país al que ir y se decidió de forma conjunta acudir a Benín.

-¿Cómo son las condiciones de vida en Benín?

-El africano vive al día, él no prevé el futuro, pero tampoco le preocupa.

-¿Qué diferencias sustanciales ve entre la sociedad occidental y la africana?

-Aquí damos más importancia al trabajo y al dinero. Allí lo que más importa a los benineses es la relación con la gente. Lo poco que tienen lo comparten con todos.

-¿La pobreza sigue mandando en Benín?

-La situación económica que estamos viviendo es muy salvaje. La modernización tecnológica está llegando a todos los rincones del mundo. Sin embargo, el nivel de pobreza sigue creciendo.

-Cuando los misioneros asturianos llegaron a Benín, la religión predominante era el vudú. Sin embargo ahora el cristianismo junto al islam cada vez tienen más arraigo, ¿cómo ha sido esta evolución?

-El vudú está más bien en el sur de Benín, y nosotros trabajamos sobre todo en el norte. Esta religión es propia, natural y de creencia en las supersticiones. Sin embargo, con el paso de los años, las cosas han ido cambiando. Hace doce años, las comunidades que atendíamos eran alrededor de veinte; ahora son más de cuarenta.

-¿Quiénes se han encargado de expandir de esa manera la fe cristiana?

-Son los mismos cristianos los que han expandido el catolicismo. Los africanos suelen ser bastante abiertos en cuanto a los temas religiosos.

-¿Cómo acogen los benineses el cristianismo?

-Un año preguntamos en todas las comunidades que por qué se habían hecho cristianos y la contestación fue muy sencilla: «Dentro de la fe veo que hay mucha ayuda mutua y a la vez alegría». Pero también han visto que ser cristianos no les ha quitado nada dentro de su cultura.

-Ustedes van allí para ayudar a los benineses. ¿Alguien ha rechazado una ayuda por cuestiones de religión?

-Yo no he sentido ningún rechazo. Hay gente que recela un poco la ayuda de los blancos y de los europeos. Pero, como tienen tantas necesidades, están abiertos a cualquier amparo con tal de que les beneficie.

-¿Las labores que realizan los sacerdotes van de la mano de las ONGs?

-Hay organizaciones con las que se colabora mucho, por ejemplo Manos Unidas y Cáritas. Ellos tienen plena confianza en la labor que nosotros realizamos. Aunque también colaboramos con otras organizaciones, que no tienen que ser necesariamente ONGs, pero de una forma más esporádica.

-¿Qué le aportó su primer estancia en Benín?

-Estuve allí cinco años. Tuve que volver a España para cuidar a mis padres, pero regresé siendo un cura totalmente diferente. Allí se vive la fe de otra forma.

-Y dentro de unos días va a emprender de nuevo un viaje que le va a sumergir de lleno otra vez en el mundo de las misiones.

-Sí, después de la festividad de Covadonga, el 8 de Septiembre. La comunidad de cristianos ha crecido de tal manera que es necesario la presencia de dos curas.

-¿Cuál es el objetivo prioritario que tiene en mente para desarrollar allí?

-Bueno, yo voy porque a mí quien me atrae es la persona y siento que Jesús me quiere allí. Yo, a mi edad, no creo que sea necesario. Mi objetivo es compartir las alegrías y los sufrimientos, y juntos ver lo poco que se puede ir haciendo. Hasta que no llegue, no puedo decir nada porque aún no sé bien las necesidades actuales de los benineses.

-¿Echará de menos a la gente de Cabranes?

-A Cabranes fui con la idea de quedarme allí para siempre. Me marcho con mucha alegría, pero a la vez con mucha pena. En Cabranes me siento como en familia. Mi marcha, a diferencia de la de otros sacerdotes, es cosa mía pero también suya, ya que África es algo que a ellos también les afecta.

-¿Qué le dijeron sus feligreses cuando les anunció que se iba?

-La mayoría lo respeta, aunque les duele que me vaya. Pero también comprenden que merece la pena que me vaya a África. Creo que se lo hubieran tomado peor si me cambiase de parroquia.

-¿Cree que con la crisis económica la solidaridad en los países occidentales ha aumentado?

-Creo que las ayudas oficiales de la UE y del Gobierno de España se están recortando. Pero la respuesta de la sociedad civil y de las personas está aumentando. La gente, cuando lo pasa mal, se hace más solidaria.

-¿Esta solidaridad está haciendo que cada vez más personas acudan a otros países a ayudar?

-Veo que hay gente que ni tienen trabajo ni encuentra sentido a su vida. Lo que pasa es que hay que tener un poco de cuidado. Desde luego, no se trata de ir a África a solucionar nuestros problemas personales.

-El Papa Francisco, en sus apariciones públicas, cada vez se muestra más cercano a los pobres. ¿Cree que los fieles que se habían distanciado de la Iglesia Católica en los últimos tiempos van a retornar?

-Yo creo que este Papa está mostrando lo mejor que tiene la Iglesia: que Jesucristo está del lado de los pobres. Y tengo la impresión de que estos gestos concretos y muy sencillos están ayudando a darnos cuenta de que tenemos seguir su ejemplo. El Papa Francisco está ayudando a quitar de la Iglesia todo aquello que se ha ido ligando con el dinero. De forma paralela, considero que el Papa está haciendo que mucha gente que se sentía alejada de la Iglesia vuelva a sentirse atraída, porque ven en él reflejado lo que les atrae de Jesús.