Escritor heterodoxo, autor de libros raros, podría hasta decirse que inventor del denominado género literario de autoensayo, Moisés Mori (Cangas de Onís, 1950) presentó ayer en la Librería Cervantes de Oviedo, acompañado de un numeroso grupo de gente, entre ellos numerosos escritores y profesores, su primer poemario, "Arte y romance". "Un libro que trata sobre arte en lengua vulgar", según lo definió el propio autor.

Mori se sentó en la mesa con el escritor, traductor y amigo Jaime Priede, que actuó de presentador. En realidad, eligieron el formato de entrevista y, a preguntas de Priede, el autor de "Estampas rusas" o "Escenas de la vida de Annie Ernaux", fue desvelando sus orígenes poéticos, su temerosa relación con el verso y la "manera despreocupada" en la que fueron surgiendo los 15 poemas - "que en realidad son 13", dijo- de "Arte y romance".

El primer poemario de Moisés Mori sólo ha sido una sorpresa para aquellos que o bien sólo le conocen por sus libros o desde hace poco tiempo. Sus amigos de siempre y él mismo sabían que la poesía está en su itinerario literario. Lo dice Olvido García Valdés, autora de la introducción. Escribe, refiriéndose al poemario: "De hecho, cierra un círculo, traza un bucle de ya casi tres décadas para mostrar un impulso -raíz, tensión- que desde el principio fue poético; porque propiamente la pregunta por lo poético -y las otras dos que esta encierra, como veremos- recorre su obra enterra".

"Empecé muy tarde a acercarme a la literatura pero lo hice como poeta. Lo que escribía entonces era poesía y lo que leía eran poetas, fundamentalmente los novísimos, que eran los de mi generación, y los poetas de la tradición", explicó Mori. Nunca dejó de escribir poemas, de hecho los que integran este libro los hizo a lo largo de los años. Y no puede recordar cuando escribió el primero. "La poesía ha sido el fundamento y fin último de todo lo que escribía", señaló.

"Arte y romance" surgió "sin querer, y nace de la pesadumbre, de la frustación y de la tristeza", dijo Mori. Está escrito, subraya Olvido García Valdés, por un autor libre, "con una originalidad hecha de fineza, inteligencia lectora y hondura creativa en proporciones absolutamente insólitas en nuestras letras".