El corazón late más deprisa, la presión arterial sube, se liberan grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular y se generan más glóbulos rojos para mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea. Estos son los síntomas más visibles del enamoramiento, y que son fruto de complejas reacciones químicas que afectan al organismo y que hoy en día se conocen gracias a las técnicas de neuroimagen y de análisis hormonal en sangre.

Así lo indica Manuel Más García, catedrático de Fisiología de la Facultad de Medicina y director del Centro de Estudios Sexológicos (Cesex) de la Universidad de La Laguna, quien hizo un recorrido científico por la "química del amor" con motivo del día de San Valentín.

El investigador compara el enamoramiento con una especie de estado de psicosis aguda o enajenación mental, e incluso con una adicción. "Cuando un adicto está buscando una droga y se le dice que se le va a proporcionar o se le facilita, en su cerebro se producen cambios parecidos a alguien expuesto a imágenes de la persona de la que se declara sentirse muy enamorado".

El estudio de la zona del cerebro que se conoce como sistema límbico, arroja luz sobre las causas que llevan a esta situación de "locura" que no es más que un baile de hormonas del que ningún enamorado escapa. El sistema límbico es un sistema formado por varias estructuras cerebrales que gestionan respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Está relacionado con la memoria, la atención, los instintos sexuales, las emociones, la personalidad y la conducta.

A su vez, dicho sistema interacciona de una forma muy rápida con el sistema endocrino y el sistema nervioso autónomo.

"Con las técnicas de neuroimagen funcional se han hecho estudios a personas que están muy enamoradas, y comprobado que se les activan el sistema límbico del cerebro y se produce una respuesta de gratificación en la que intervienen una serie de neurotransmisores", indicó el director del Cesex.

Cuando una persona se enamora se bajan los niveles de serotonina y se segregan hormonas como la dopamina, la feniltilamina y la norepinefrina que son los químicos responsables del insomnio, el anhelo, la euforia, la pérdida del apetito, y las fijaciones mentales.

Al inundarse el cerebro de feniletilamina, éste responde mediante la secreción de dopamina (neurotransmisor que impulsa a repetir un comportamiento que proporciona placer), norepinefrina y oxitocina que además de estimular las contracciones uterinas para el parto y hacer brotar la leche, es un mensajero químico del deseo sexual, y de esta forma se dan todas las mezclas químicas del enamoramiento. "En la fase inicial del enamoramiento sabemos que se produce la activación de las áreas de recompensa del cerebro. Es lo que más se ha estudiado a día de hoy. Y especialmente la secreción y producción dentro del mismo de más cantidad de dopamina, que es un neurotransmisor de la motivación, y está muy alto en las conductas en estados psicóticos agudos, de hecho los fármacos para la esquizofrenia, lo que hacen es bloquear los receptores de dopamina. Este neurotransmisor también se eleva en los estados de dependencia o búsqueda de la gratificación".

Según la bibliografía científica, la atracción comienza con la dilatación de las pupilas cuando se mira a alguien en el que se aprecia un atractivo. Si es correspondido el cerebro de ambos segrega dopamina y el sistema endocrino segrega adrenalina que lleva más sangre de lo normal al estómago causando esa sensación que muchos denominan como "mariposas"; y al fluir más sangre por el cuerpo, la persona se sonroja, aumenta el rojo de sus labios y mejillas. "En las relaciones sexuales, cuando se produce el orgasmo, se elevan los niveles de oxitocina, la hormona que promueve la confianza y favorece que haya más comunicación entre la pareja", apuntó Manuel Mas.

La atracción bioquímica dura entre dos y tres años, porque las neuronas del sistema límbico terminan por habituarse con la feniletilamina (la anfetamina natural) segregada durante la atracción y a partir de dicha fecha disminuye y es cuando las parejas empiezan a ver los defectos que sólo veían los parientes y amigos.

En el caso del enamoramiento en la adolescencia, los estudiosos coinciden en que "es una locura temporal" porque el organismo recupera los niveles normales de las sustancias que hacen parte de la química del amor. Según las estadísticas, el mayor índice de separación matrimonial se da en las parejas que se casan demasiado jóvenes "porque la decisión es más química que racional".

Sobre qué es lo que lleva a que unas parejas duren toda la vida y otras no, Mas apunta que "se ha visto que hay cuestiones muy sutiles que no percibimos conscientemente, pero que pueden ser señales hormonales o visuales que tienen que ver con nuestros biomarcadores de los antígenos de compatibilidad. Pero son misterios que aún se están investigando".

Consejos para poner fin a la relación

Mantener las discusiones en caliente es el primer consejo que el decano del colegio de Psicólogos de Santa Cruz de Tenerife, Iván Pérez, da, con motivo del Día de San Valentín, si lo que se quiere es sufrir en la relación de pareja y terminar con la misma. La pretensión real de Pérez, psicólogo de parejas, es mostrar qué no se debe hacer si se quiere mantener una vida sana con otra persona, y cómo el Día de los Enamorados son todo flores, dulces y ñoñerías varias, hace sugerencias para acabar con la relación de pareja de una manera eficaz y destructiva. La segunda propuesta es guardar las quejas, acumularlas y sacarlas a relucir cuando la pareja haga cualquier pequeña queja, "guardar munición es sensato si se prevé tener una guerra". También plantea borrar líneas de whatsapp que no interesen y luego asegurar a la otra persona que no llegó el mensaje; o recordar que los argumentos propios "siempre" son más inteligentes, racionales y maduros que los de la otra personas, pues "después de todo, si estás con esa persona es por que te necesita, así que tu eres imprescindible". Efe