El lleno total del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) es una realidad cada día más literal. Las habitaciones del complejo sanitario de La Cadellada rebosan, y ya se ha convertido en una rutina que un cierto volumen de pacientes que son atendidos en el servicio urgencias del HUCA deban permanecer varias horas en los boxes de esta área a la espera de que se libere una cama. Uno de los aspectos positivos del nuevo recinto es que estas estancias son mucho más confortables que en el viejo HUCA, donde este tipo de situaciones generaba un hacinamiento de los enfermos.

En el servicio de urgencias del HUCA es habitual que varios días a la semana afluyan más de 300 paciente, y que en los fines de semana se roce esta cifra. No está previsto que esta presión asistencial -sensiblemente superior a la de tiempos pasados- disminuya a corto plazo, pues los expertos pronostican que la epidemia de gripe continuará azotando con fuerza a Asturias hasta el primer tramo de febrero.

Por otra parte, la planta con veinte camas que fue habilitada en el Hospital Monte Naranco para acoger a pacientes del HUCA también está completamente ocupada.