Alberto López Simón ha agrandado hoy su épica en Madrid al abrir su tercera Puerta Grande consecutiva en esta misma plaza, en una tarde emocionante, en la que se sobrepuso a una cornada para alcanzar la meta del triunfo.

López Simón ha resultado cogido por su primer toro del festejo que se celebra hoy en Las Ventas, el cual le ha inferido una cornada en la cara posterior del muslo izquierdo que llega hasta el recto.

El joven torero madrileño, de Barajas, fue prendido durante la faena de muleta, en un momento en el que se confió en exceso, hiriéndole el toro justo por debajo del glúteo izquierdo y pasándoselo de pitón a pitón en unos instantes de verdadera angustia.

López Simón quiso quedarse en el ruedo hasta dar cuenta de su antagonista, al que cuajó una faena de mucho valor, de mucha firmeza y entrega, tanta que, aparte del percance, hizo que conectara notablemente con los tendidos, que vibraron con él y, tras matar a este toro, fue premiado con una oreja. Acto seguido, pasó a la enfermería.

Las noticias que trascendían no eran nada halagüeñas, llevaba una cornada que le llegaba hasta el recto. Pero se negó a que le intervinieran, su sueño estaba aún a medio cumplir, y eso hizo que volviera a salir al ruedo.

López Simón se hizo cargo del quinto toro, un animal manso y huidizo, siempre al abrigo de las tablas y al que sujetó y cuajó entre las rayas sobre los mimbres de la firmeza y el orgullo herido. Fue una faena muy emotiva, con un par de tandas a derechas, simplemente cumbres.

La gente estaba loca con él, de ahí que tras una estocada recibiendo le premiaran con la oreja que le hacía falta para cumplir el sueño de salir a hombros por tercera vez consecutiva, y el mismo año, en la primera plaza del mundo.