"Si no sabemos guardar el dinero, que se ve; cómo vamos a guardar las almas de los fieles, que no se ven", "Los gastos están fuera de control. Hay trampas". Son dos de las frases que se atribuyen al Papa Francisco en el libro "Via Crucis", de Gianlugi Nuzzi, en el que supuestamente se incluyen grabaciones de reuniones privadas realizadas por el Papa para fomentar cambios en las finanzas de la Iglesia.

Algunas de estas afirmaciones y otras que se incluyen en el otro libro de la polémica, "Avarizia", del periodista Emiliano Fittipaldi, una descripción del imperio financiero del Vaticano -que se publicarán en los próximos días-, se atribuyen a supuestas filtraciones de información realizadas por monseñor Lucio Ángel Vallejo Balda, detenido el pasado lunes en el Vaticano. Vallejo Balda fue ecónomo de la diócesis de Astorga, perteneciente a la provincia eclesiástica de Oviedo y, hasta su detención, formaba parte de la Prefectura para Asuntos Económicos de la Santa Sede en el Vaticano. Se le acusa, supuestamente, de haber sustraído y divulgado material secreto.

Junto a él se detuvo a la italiana Francesca Chaouqui, antigua relaciones públicas y miembro de la extinta Comisión Investigadora de los Organismos Económicos y Administrativos de la Santa Sede (COSEA). En una entrevista publicada ayer en "La Stampa", afirmaba que "todo lo hizo él, yo incluso intenté pararle". Y añadía: "He contado sólo la verdad a quien está investigando sobre la filtración de documentos en la Curia", añadió Chaouqui. Los autores de los libros "Via Crucis" y "Avarizia" empezaron a desvelar en las ediciones de ayer de los periódicos italianos en qué consisten los documentos reservados de las finanzas vaticanas a los que han tenido acceso.

En un artículo publicado en "La Repubblica" y en varias entrevistas, Fittipaldi explica cómo en 2010 la mayor parte del dinero que se recogió con el Óbolo de San Pedro, la institución que gestiona las obras de caridad del Papa, fue destinada a "gastos ordinarios y extraordinarios de dicasterios e instituciones de la Curia romana" y no a los más necesitados. "El fondo para las obras misioneras contaba con 139.000 euros, fruto de donaciones, pero en los últimos dos años sólo ha entregado 17.000 euros a las misiones", escribe el autor.

Fittipaldi explica también cómo de las cuentas de la Fundación Bambin Gesu, creada para ayudar al hospital pediátrico que gestiona el Vaticano, han salido los fondos para reformar el ático del exsecretario de Estado Tarcisio Bertone tras su jubilación. Y que en el Banco del Vaticano, existen aún decenas de cuentas corrientes "sospechosas".