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Carbonell: "Gran parte de la pintura del XIX ha sido excluida de la historia"

El historiador habló en Oviedo, en una jornada sobre orientalismos, de la "ingente cantidad de obras" de esa época

Jordi À. Carbonell, historiador especialista en pintura orientalista, ayer, en la Universidad de Oviedo. MIKI LÓPEZ

La expansión española en Argelia y el norte de África en la segunda mitad del siglo XIX y la guerra posterior con Marruecos propiciaron que numerosos artistas de la Península se trasladaran a algunas de sus ciudades a vivir y trabajar, en unas ocasiones durante una temporada y en otras de forma permanente. Fue una moda europea que se extendió también a países de Asia y africanos. A ese arte, en el que España tiene representantes de la talla de Mariano Fortuny y Mariano Bertuchi, por citar a dos de los más significativos -Asturias contó con Dionisio Fierros-, dedicó ayer la Universidad de Oviedo una jornada de estudio. La institución asturiana tiene ya un merecido reconocimiento en estos estudios, iniciados con la incorporación, hace tres décadas, de la profesora japonesa Yayoi Kawamura y continuados con varios profesores y doctores que han estudiado y leído tesis sobre estos temas, entre ellos Clara Ilham Álvarez Dopico, estudiosa del arte del Magreb y la artesanía tunecina y organizadora de los actos junto al profesor Javier González Santos, o Ramón Vega Piniella, discípulo de Kawamura.

El historiador Jordi À. Carbonell, de la Universidad Rovira y Virgili de Tarragona, destacado especialista en pintura orientalista, y Javier Barón, conservador jefe de pintura del XIX del Museo del Prado, trazaron el perfil histórico y artístico de un grupo numeroso de artistas que utilizaron estos escenarios africanos como inspiración. "Buena parte de la producción fue producto de la imaginación y reprodujo una serie de clichés y estereotipos comerciales de forma reiterada", afirmó Carbonell.

Batallas como la de Tetuán -en realidad, el Ejército español se encontró la ciudad vacía- o la de Wad-Ras, recurrentes en algunas obras, sirvieron para repasar una historia y una época, la del siglo XIX y principios del XX, con un arte ninguneado por la historia. "El siglo XIX produjo una cantidad ingente de obras y la mayor parte han sido excluidas de la historia del arte, tenemos una visión reduccionista de ese tiempo", señaló Carbonell.

Barón centró su intervención en Mariano Fortuny, artista fascinado por la luz de África y que ejerció una "influencia extraordinaria" en la pintura de su tiempo. Gran dibujante, gran renovador del grabado y con un dominio extraordinario de la acuarela -en realidad la puso en boga-, artista muy complejo y magnífico coleccionista, para comprender su trayectoria, en palabras de Barón, es fundamental estudiar "su vertiente orientalista".

Las pinceladas pictóricas de la guerra hispano-marroquí, apuntadas por la doctora Rocío Coletes Laspra, autora de la tesis "Pintura orientalista española", sirvió para certificar la defunción de este tipo de obras propagandísticas en el año 1937, con el "Guernica" de Picasso, "que pone el arte más moderno al servicio de la interpretación de la guerra", en palabras de Barón.

Sugerente y de gran belleza fue la aportación oriental musical y arquitectónica realizada por el profesor Ramón Sobrino, nombre imprescindible, junto al de María Encina Cortizo, en la recuperación de la música española del XIX, con obras y canciones de numerosos autores, entre ellos Jesús de Monasterio, Sarasate, Albéniz, Granados y Falla.

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