El escritor barcelonés Víctor del Árbol, ganador de la 72.ª edición del premio "Nadal" con su novela "La víspera de casi todo", confesó ayer que, lejos de las etiquetas, se encuentra muy cómodo en el "género mestizo", que aprovecha los recursos de todos los géneros.

Del Árbol señaló que para él "la literatura se vale de todos los recursos, del género negro, del thriller, de la novela psicológica", e incluso en sus obras anteriores de la novela histórica, pero, "en definitiva, se trata de literatura, de narrativa, y de la búsqueda de una voz propia en la que el lector se sienta reconocido".

La novela ganadora del "Nadal", que se publicará el 9 de febrero en castellano y catalán, está ambientada en un pequeño pueblo de Galicia, en la Costa da Morte, "una suerte de Macondo inventado", donde "he tratado de crear un universo", y allí evoca "la historia de personas que son como árboles que tienen las raíces en el agua, porque no tienen nada a lo que aferrarse, excepto el pasado".

Premiado hasta ahora más en Francia que en España, el escritor barcelonés apunta que se siente más cómodo en las categorías que se utilizan en el país vecino, pues "allí existe el concepto de novela polar, mezcla de policiaco y de noire".

El "Nadal" tiene una dotación de 18.000 euros y el jurado estaba integrado por Germán Gullón, Lorenzo Silva, Andrés Trapiello, Clara Sánchez y Emili Rosales, que adoptaron el fallo entre las seis finalistas seleccionadas entre las 341 obras presentadas.

En la misma velada, que cada año supone la apertura de la temporada literaria, se falló el 48.º premio "Josep Pla" de prosa en lengua catalana, ambos convocados por Ediciones Destino, y que ha recaído en el periodista Lluís Foix por su libro de memorias "Aquella porta giratoria", centrado en el periodo en que fue director de "La Vanguardia".

Lluís Foix justificó el título elegido y señaló que esta obra es la segunda parte de sus primeras memorias, "La marinada sempre arriba", pero con un nuevo paisaje humano. El ganador recordó sobre sus años de trayectoria periodística que "había gente muy culta, que escribía muy bien, la forma de trabajar de aquel tiempo y, sobre todo, personajes", y añadió que el periodista de la actualidad está frente a una pantalla y no se levanta, no se hace preguntas. "Ahora la relación es con un ordenador, antes se leía mucho más y ahora no es tan necesario porque todo está en internet".