Anabel Santiago tiene una personalidad artística arrolladora. Con los pies en dos tierras, Asturias, de donde es originaria y en la que reside desde los 4 años, y Argentina, en cuya capital nació en 1981, se ha convertido en figura principal de la tonada y de su renovación. Lleva dos años girando por Asturias, España e Iberoamérica con su octavo disco, "Llances de papel". Y es profesora de tonada de la Escuela de Música Tradicional de Oviedo. "La tonada del futuro es de las mujeres porque a día de hoy la mayoría de la gente nueva que está saliendo son niñas, jóvenes o señoras. En el nuevo resurgir hay muchísima más cantidad de voces de mujer que de hombre", afirma.

-En los concursos hay muchos jóvenes interpretando canción asturiana y apenas hay tradición de cantarla en fiestas o en bares, como antes. ¿Cómo debe interpretarse este nuevo auge en los escenarios?

-Es como si una o dos generaciones se hubieran saltado la tradición y de repente surgiera de nuevo el fenómeno entre la gente joven, que ve a través de los medios de comunicación la nueva tendencia de la tonada, que es la de la renovación. Yo llevo veintiún años intentando hacer cosas nuevas y parece que ese trabajo ha hecho mella. Los medios de comunicación han influido muchísimo, sobre todo la radio y la televisión, porque hubo una época en la que la tonada sólo se podía escuchar en concursos, festivales o en algún chigre, pero hoy pones la tele y hay uno o dos programas específicos, y eso genera expectación y expectativas en torno al género.

-¿Y qué le dice su experiencia sobre ese resurgir?

-Me parece mágico. Es la transformación de un género que se niega a morir, estamos viendo el resurgir de la tonada con la juventud. Cuando comencé a dar clases, la franja de edad de los alumnos era de 40 a 60 años y ahora es de 5 a 30. Tengo una alumna, Alicia Villanueva, de 15 años, que lleva siete conmigo y que este año ha ganado todos los concursos juveniles de Asturias, o Elvira Fernández, que empezó con 5 y ahora tiene 9 y también es campeona. Para mí es un orgullo porque veo que, de alguna forma, siguen los pasos que yo seguí cuando era pequeña. Empecé como un juego y se terminó convirtiendo en una profesión.

-Para la época, usted tuvo una buena formación. Combinó la tradición con un cierto academicismo.

-Siempre caí en un colchón de rosas, con gente que supo guiarme bien. Pero cuando yo empecé no existía gente tan joven como yo, debuté con 13 años en el Campoamor, gané y se me abrieron muchísimas puertas. Ahora ha cambiado, no solamente están estas niñas que he citado, hay muchísimas más y niños y jóvenes que están compitiendo a un gran nivel. Hay una competición entre escuelas, entre formas interpretativas, entre estilos y formas de entender la tonada, muy interesante. Los marcos para cantar se van abriendo un poco más, yo diría que la tonada está de moda, y lo digo por mi experiencia personal como intérprete y fusionadora del género y por la cantidad de actuaciones que tengo.

-¿Hay un antes y un después en su trayectoria musical con el disco "Llances de papel"?

-Creo que marca un punto de inflexión, una evolución, un desarrollo personal. Es un disco muy maduro, de caprichos, escogí todas y cada una de las canciones que yo quería interpretar. Quise mezclar la parte de la poesía de Remis, que marca la introducción de cada tema, con las canciones. Es un disco muy de raíz, en el que hay muchas tonadas asturianas y tangos. Hay fusión pero también hay un retorno a mis entrañas.

-¿Y el concepto indie?

-Hay una pequeña iniciación a la música indie que intenté trabajar con un nuevo fichaje, Chus Naves, un gran pianista que viene de un terreno totalmente diferente como "Salón Dadá". Para mí es muy enriquecedor trabajar con personas que vienen de otros espectros musicales, porque si sólo estoy rodeada de gente de la cadena tradicional la diversidad de texturas se difumina. No me gusta nunca hacer un disco igual a otro, me aburro. No voy a cambiar de estilo por completo ni voy a perder la raíz de la tonada, sin embargo, quiero hacer llegar la canción asturiana a otras dimensiones musicales. Ya estoy trabajando en el próximo, y sorprenderá. La evolución de la tonada pasa por el mestizaje.

-¿Dónde reside la principal dificultad?

-Es un aprendizaje de años que tiene su propia técnica y su propia forma interpretativa. Puedes tener una gran voz pero si no tienes oído y gusto musical es imposible interpretarla con un mínimo de credibilidad. En mis clases intento inculcar la vocalización, la respiración y la técnica aplicada a la tonada asturiana. Tiene su propia forma interpretativa y de aprendizaje de lo que son los patrones clásicos, la forma, lo que llamamos las vueltas o los giros, que comparte también con el flamenco. Es una carrera de fondo en la que hay que trabajar sin descanso y tener un gran amor a lo que estás cantando.

-Canta pero también ha hecho cine, cortos, una banda sonora, videoclips y fue una excelente actriz en el espectáculo cómico musical "Vamos pal campo, amorrr". ¿Le interesa la interpretación?

-Me gustan los retos, y de repente verme en un papel de actriz, cantante y humorista, como sucedió en el Campoamor, y recibir elogios fue un reto total, jamás había hecho nada semejante. La interpretación me interesa mucho y me encantaría continuar con este tipo de retos, pero a veces no es posible.

-¿Resulta fácil desarrollar una tarea artística en Asturias?

-No resulta nada fácil. Es más, se me cierran muchas puertas por prejuicios que hay hacia la tonada. A Anabel Santiago la asocian a canción asturiana y parece que no gusta, no es lo suficientemente moderna o glamurosa. Defrauda el tratamiento que dan algunas instituciones y políticos al género. A mí el trabajo no me lo dan el Gobierno o los ayuntamientos, me lo dan las asociaciones de vecinos, las comisiones de fiestas, los centros asturianos, gente de a pie. Hay muchos que me aconsejan que me pase al fado o a la ópera, pero yo canto en asturiano porque es lo que cantaba mi abuela y porque me gusta.

-¿Por qué cree que ocurre?

-Los asturianos somos muy cainitas con lo nuestro, creo que es por un complejo de inferioridad; en el fondo, no estamos orgullosos de lo que somos y de lo que tenemos. Valoramos, en cambio, mucho lo de fuera, pero los de fuera son más listos que nosotros. Los artistas catalanes, andaluces o gallegos trabajan en sus tierras, los asturianos apenas.

-¿Por qué el flamenco, de un palo similar a la tonada, es tan universal?

-Han sabido explotarlo y defenderlo. Los andaluces son gente que mira hacia dentro, se retroalimentan, cuidan sus tradiciones, sus fiestas, su identidad jamás se pierde en ningún sitio. Entre tanto, nosotros pisamos cabezas. En ningún lugar de Andalucía reniegan de lo suyo, sin embargo, seguramente encontraremos a más de un asturiano que sí lo haga de lo suyo.