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Hoy Es Siempre Todavía

"Me apetecería un poco de estabilidad, no pido más que alguien que me quiera"

"Si hubiera entrado en Hunosa cuando me lo dijo mi padre, ahora estaría prejubilado y, a lo mejor, casado y con dos hijos"

Eduardo Antuña, ante la casa de su abuelo en Tuilla (Langreo). J. R. SILVEIRA

-Tengo 52 años y me apetecería algo más de estabilidad. Siempre estuve solo y soy de calle, de salir, de bares, pero ya bajé el pistón. Soy soltero y no tengo hijos, que sepa. Me gustaría encontrar pareja y no pido más que alguien que me quiera. Me gustaría ser funcionariu televisivu en una serie de las que duran o hacer teatro en una compañía que funcione.

El actor Eduardo Antuña (Tuilla, 1964) ha trabajado en teatro, ha hecho cine con Álex de la Iglesia ("La comunidad", "800 balas"), Santiago Segura ("Torrente 4") y televisión con David Trueba ("¿Qué fue de Jorge Sanz?") y muchas intervenciones en series. Esta semana empieza el rodaje de "Aquí sin paraíso", dirigido por José Antonio Quirós para la TPA. Después tiene un proyecto de teatro. Hace meses no era así...

-¿Qué se siente si no llaman?

-Inseguridad, agobio, agobio, agobio y cuando ves que se acaba el dinero y no sale nada...

-¿Hay plan B?

-Pides el paro, cobras de AISGE (la sociedad de gestión de actores e intérpretes). Hasta ahora siempre he ido tirando, pero muchos compañeros lo dejan. Muchos actores viven por debajo del umbral de la pobreza.

-¿Pensó alguna vez en entrar a la mina?

-Ahora estaría prejubilado y, a lo mejor, casado y con dos guajes. Mi padre trabajó en el exterior cuarenta y pico años y tenía la medalla de oro de la mina. Me dijo que si presentaba los papeles entraba directamente. Echeme p'atrás. Ya estaba picado por el teatro, trabajaba con "Margen" y le dije: "déjame unos años más".

-¿Conocía la mina?

-En una clase de Geología del instituto entré en el pozu Fondón. Fui al tajo, vi picar, masqué ese ambiente turbio que te mete polvo entre los dientes y salí con los ojos pintados. Me acojonó.

Antuña viene a Tuilla un par de veces al año. Muertos sus padres, le quedan su hermano, 13 años mayor, su cuñada y dos sobrinos. Y los amigos.

-De chaval, yo era el bufón de la cuadrilla y me iba bien. Desarrollé tarde. Aunque éramos todos menores íbamos a ver las películas clasificadas S al Maripeña y mis amigos me ponían en el medio, pero el portero me daba la vuelta. ¿Tú sabes qué frustración? Me apetecía gritar que todos teníamos 16. Cuanto cumplí 18 enseñaba el carné como un árbitro las tarjetas.

-¿Cuándo empezó a actuar?

-En la escuela y en el centro cultural Manuel Llaneza. Luego estuve en la asociación cultural El Lloréu, de Gargantá, siempre sin pensar en ser profesional. En Gargantá ensayábamos los domingos por la mañana y yo salía los sábados hasta tarde. Subiendo la cuesta del Tabayón, con resaca, me decía "hay que tener ganas, con el sueñu que tengo".

-¿Ahí se dio cuenta de que sería actor?

-No. De adolescente, cuando no sabes qué hacer, estudiaba Informática en Oviedo, en Seresco. Era lengua de programación. Un desastre. Hoy me cuesta mi página de Facebook. Me apunté al paro. Pagaban por hacer cursos e hice varios de teatro e interpretación. Al terminar uno me llamó "Margen". Era 1985. El día que estrenamos "Ahola no es de leil", de Alfonso Sastre, en el teatro Campoamor, fue como un orgasmo. Me pagan y hago lo que me gusta... voy a dedicarme a esto.

-En 1992 marchó a Madrid.

-Iba con ilusión, a comer Madrid. Luego, Madrid me comió a mí. Pensaba que iba a hacer una serie de televisión y en cinco años, millonario. Hice más cine y teatro. Empecé con "Mamá es boba"; de ahí a "La comunidad".

-¿Siempre vivió de la interpretación?

-Los dos primeros años trabajé de ayudante de camarero en el Vips de la calle Orense. En los Vips tienen los botelleros en la trastienda con unos medidores. Yo venía de las Cuencas, donde echan los cacharros largos, y a veces hacía dos cargas, porque me daba pena lo poco que servían y lo mucho que cobraban. El encargado me reñía y me preguntaba si eran amigos míos. Estudiaba en el TAI (Taller de Artes Imaginarias), que tenía escuela de interpretación para cine, televisión y doblaje. Allí cogí la técnica de trabajar ante la cámara e hice muchas prácticas en cortometrajes.

-¿El peor momento de su carrera?

-Cuando empezó la crisis, hace cinco años. Pasé casi un año sin nada. A los que no hacíamos una serie nos cogió con el pie cambiado. Ahora me va bien, pero no hay ambientillo. Antes con una película y seis episódicos antes del verano ya tenía el año cubierto.

-¿Cuánto se parece a Amadeo Gabarrón, su personaje en "¿Qué fue de Jorge Sanz?"

-Entre el 40 y el 60%. No soy tan despistado. Un actor da al personaje, no el personaje al actor. Hay que dárselo todo.

-¿Y al asesino de Mary Luz?

-¡Hostia, nada! Fue un reto y demostré que podía hacer una serie dramática. Me escogieron por el físico. Vi todas sus imágenes y quise hablar con él en la cárcel, pero no pude. Pensaba que para él un niño era como para mí una tía buena y cuando debía hacer miradas pensaba en un pibón. Me gustan los críos, pero durante un tiempo verlos me daba mal rollo. En el rodaje uno me llamó hijoputa porque me confundió con Santiago del Valle.

-Estaría encantado de salir de ese personaje...

-Es un personaje duro, pero cambió mi registro de secundario característico.

-Ambiciones.

-Me conformo con que la gente se crea mis personajes. Fui a presentar "La comunidad" a Tokio la semana del 11-S. Carmen Maura no quiso volar porque tenía miedo y Álex de la Iglesia acababa de ser padre. Era cuando Penélope Cruz andaba con Tom Cruise y me preguntaron si aspiraba a trabajar en Hollywood. En mi vida había pensado eso y no supe qué responder.

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