El ajuar encontrado en el yacimiento visigodo de Argandenes, en Piloña, es único en España. Lo dice el arqueólogo Rogelio Estrada, que ayer presentó en Infiesto los resultados de la segunda campaña realizada entre septiembre y octubre gracias a una subvención municipal de 7.000 euros.

Un kurzsax (espada corta de hierro de un solo filo), una cruz de bronce, hebillas bañadas en plata, tachuelas de calzado, un dardo, cuentas de collar de vidrio y un pendiente de arete son sólo algunos de los casi 300 objetos que aparecieron en los nueve metros cuadrados de la última excavación, que en esta ocasión se ubicó al oeste del panteón localizado durante la primera campaña en la Lladrea. Entre todos ellos destacan tres fragmentos de una lámina de oro que habrían formado parte de los apliques del cinturón de un varón enterrado en una tumba doble mixta, probablemente un aristócrata.

Los fragmentos son importantes por varios motivos: no se conocen hallazgos en oro de esta época en Asturias, salvo contadas excepciones como una moneda del castillo de Gauzón, en Castrillón. El hecho de que se hayan localizado in situ, formando parte de un yacimiento, permite una contextualización sobre la época y sobre quiénes fueron sus dueños, algo impensable con otros hallazgos relevantes como la diadema de Moñes, por poner un ejemplo. Más: su decoración, que podría ser una evocación astral de crecientes lunares o incluso evocar un lábaro cántabro, es rica en detalle e inusual para la época.

Así las cosas, el equipo multidisciplinar que participó en la última campaña de Argandenes confía en que los análisis que quedan pendientes -se enviarán por ejemplo restos orgánicos aparecidos junto a las placas de oro al laboratorio Beta Analytic, de Florida- arrojen luz a una etapa tan oscura y desconocida como es el momento anterior a la formación del Reino de Asturias.

Estrada aseguró que "las piezas encontradas en el yacimiento son algo excepcional en el contexto hispano, es casi milagroso que se conserven después de tanto tiempo pues el conjunto funerario sufrió saqueos". "Seguramente habrá más conjuntos por la zona, pero son difíciles de localizar. El momento en que se construye este panteón hay presencia visigoda, pero su influencia tampoco está excesivamente marcada. Se trata de un tiempo en que las élites astur-romanas hacen pactos constantemente sin la presencia ya de un ejército romano que respalde su autoridad. Hay un afán del individuo por mostrar su capacidad adquisitiva en el contexto de cierto vacío de poder", sostiene.

"Lo que se constata es que en un arco cronológico muy reducido de entre 150 y 200 años se enterraron aquí una treintena de personas importantes, cuyos descendientes podrían haber desempeñado un papel destacado en la batalla de Covadonga con don Pelayo y no se descarta que los restos pertenecieran a una sola familia, por lo que queda pendiente un análisis de ADN para ver el grado de parentesco", afirma Estrada. El alcalde de Piloña, Iván Allende, confirmó ayer la intención del equipo de gobierno socialista de incluir una nueva partida de 7.000 euros en los presupuestos de 2017 para dar continuidad a las investigaciones.