"Soy un músico mucho mejor ahora que en los años noventa". El que habla es el guitarrista norteamericano Marc Ford (Los Ángeles, 1966), que llega mañana al club del Centro Niemeyer (21.00 horas) con su último disco publicado: "The vulture". Ford es un tipo contenido cuando le toca responder las preguntas de la prensa. Tocó con "The Black Crowes" durante algo más de un lustro. Aquel tiempo fue de dar la vuelta al mundo, pero Ford ahora no se da importancia: "Disfruté de aquella época y también de esta: estoy cómodo de cualquier manera". Dice que lo que le separa de aquellos días en la cresta de la ola es "un cuarto de siglo".

Cuando se le pregunta dónde está su fortaleza no lo duda: "En mis oídos". Nada de en la voz, la guitarra o el lápiz y papel. Lo mejor de Ford son sus oídos. Muchos de los que le siguen le dan la razón, pero los que sienten devoción por su historia son menos exigentes: ponderan su talento como instrumentista y su sabiduría como letrista. Lo viene demostrando estas últimas semanas, que no hace otra cosa que tocar cada fin de semana. Este toca en Avilés, pero se le ha visto, de momento, en Bilbao, Zaragoza o Madrid. Le quedan conciertos en Vigo, Estepona, Las Palmas, Barcelona. ¿Está disfrutando? "Sí, mucho", reacciona.

Marc Ford no tiene muy estudiadas las diferencias entre las audiencias que se ha encontrado estos días en Europa y las norteamericanas. "Los espectadores en Europa tienden a involucrarse más", dice. No especifica cuánto. Lo único que tiene claro es que el concierto que tiene previsto ofrecer mañana sábado "será fantástico" y lo será porque tanto él como la banda que le acompaña -"The Neptunes Blues Club"- harán el "mejor de los esfuerzos".

No es mucho de mirar para atrás: "Espero no ser la misma persona ahora que tengo 50 años que cuando tenía 25". Este punto de vista lo aplica al público que se acerca a sus recitales. Dice que no le reclaman un tema predilecto (ni suyo, ni de "The Black Crowes"). Por esta razón, se limitará a presentar "The vulture" que es, a fin de cuentas, lo único que le interesa de verdad: un concierto "despojado y fino" es lo que aguarda a los que compren la entrada para el recital de mañana por la noche. "La música no se preocupa por la política y yo tampoco", concluye. Así que nada de Trump ni de nada. El exguitarrista de "The Black Crowes" ya está listo para subirse al escenario del Niemeyer.