José Manuel Piniella, "Pini", contaba tan solo catorce años cuando se empezó a enganchar al humor de Antonio Fraguas, "Forges", fallecido este jueves. Desde entonces ha coleccionado sin descanso viñetas, libros y objetos del humorista, y su relación con su obra ha sido tan estrecha que, tras el fallecimiento del celebre autor, le llovieron llamadas y comentarios como si se tratase de uno de sus parientes.

"Algunos me paraban por la calle y parecía que estaban dándome el pésame", asegura. "Pini" no sabía nada de la enfermedad de su humorista favorito, y su muerte lo pilló por sorpresa. "Me enteré por una llamada que me hicieron desde Jordania, y me cogió de susto", señala.

En aquellos primeros años, "Pini" empezó a compartir con Óscar del Valle y Rodolfo Casielles su afición, empleando las palabras y latiguillos que Forges usaba en sus chistes, y pronto comenzó a hacer acopio de las viñetas que aparecían en las publicaciones de entonces: "Diez minutos", "Informaciones" -que no llegaba a la Pola y se lo traían desde Gijón-, "Interviu", "Cambio 16", "Diario 16" y, más tarde, "El País".

Desde entonces hasta ayer, día en el que salió la última viñeta del humorista, no ha parado de recopilar su trabajo. Y tiene mucho. Muchísimo. "Cualquier cajón que abras por aquí está lleno de viñetas de Forges". Baste decir que, cuando jugaba al fútbol en el Club Siero se lesionó un tobillo y para matar el tiempo le dio por contar las viñetas que tenía: "conté más de ochenta mil". Teniendo en cuenta que "Pini" fue futbolista en los años ochenta, y que desde entonces ha seguido coleccionando, da vértigo todo lo que ha podido reunir hasta hoy.

Después del fútbol "Pini" se convirtió en un gran montañero, pero esta nueva pasión no aplacó la que sentía por el humor de Forges. Sus compañeros del grupo Picu Fariu consiguieron que Forges le hiciera un chiste personalizado en los años noventa. No es de extrañar que la desaparición del humorista haya sido para él como un duelo.