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Hidalgo: "La de Bueno fue una vida plena, completa como su sistema filosófico"

El profesor repasa las aportaciones fundamentales del pensamiento del riojano al presentar el monográfico póstumo de la revista "Ábaco"

Empezando por la izquierda, Alberto Hidalgo, Nicole Holzenthal y José Ignacio Fernández de Castro.

Encajando los discursos que ayer dieron el profesor de Filosofía Alberto Hidalgo, la investigadora alemana Nicole Holzenthal y el director de la revista de cultura y ciencias sociales "Ábaco" es posible hacerse una idea bastante exacta de lo que el pensamiento de Gustavo Bueno ha supuesto en la historia de la filosofía. Holzenthal confía en que llegue el día en que los filósofos alcancen una transcendencia mediática comparable a la de los científicos, siguiendo la estela de recién fallecido Stephen Hawkings, y mientras eso sucede Hidalgo hace recuento de los méritos del riojano, entre ellos la creación de su propia escuela filosófica, la Escuela de Oviedo. Hidalgo contempla a su maestro como protagonista de "una vida plena, que acabó cerrándose, completa, con su muerte como su propio sistema filosófico".

Todo eso se dijo en la presentación del nº 93 de la revista "Ábaco", ayer en el Aula Magna del edificio histórico de la Universidad de Oviedo. La nueva entrega de la cabecera, que este año conmemora su treinta aniversario, está dedicada íntegramente a Gustavo Bueno y en ella colaboran con sus artículos muchos de sus discípulos, empezando por Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina, que lo conoció en Salamanca, y llegando a Pedro Insúa o Íñigo Ongay.

José Ignacio Fernández de Castro contó ayer cómo, para el nuevo número de "Ábaco" y de la mano de Silverio Sánchez Corredera y Pablo Huerga, se propuso redactar un índice "de todo lo que había que contar y quien lo podría contar" sobre Bueno, que por la dimensión que cobró acabó siendo "monstruoso". La intención era, según detalló, "que todos los que participaran en la revista tuvieran un conocimiento profundo de materialismo filosófico y al mismo tiempo guardaran una cierta distancia con él".

De la trascendencia de la obra de Gustavo Bueno da idea una de las afirmaciones de Fernández de Castro: "Probablemente nunca vuelva a surgir un sistema filosófico grande y en el sentido que lo concibe la tradición platónico aristotélica; el último ha sido el materialismo filosófico".

Nicole Hozenthal fue la primera investigadora de la Fundación Gustavo Bueno y ha difundido su pensamiento en los países de lengua alemana. La investigadora, que ayer centró su intervención en la divulgación de la obra de Bueno fuera del ámbito hispano, comparte la opinión de Gabriel Albiac de que "si Gustavo Bueno hubiera nacido en Francia hubiera sido un dios". "El alcance real del materialismo filosófico en el mundo no hispánico está bastante lejos de su potencial real", según Hozenthal, y a pesar de ello "el legado de materialismo filosófico se encuentra en muchos lugares del mundo sin grandes apoyos públicos".

Alberto Hidalgo reconoció que Gustavo Bueno no puso demasiado empeño en "venderse" fuera de España. "Fue perezoso a la hora de salir y exportarse fuera", dijo, sobre todo, agregó, si se le compara con los franceses, como Foucault. Precisamente sobre Foucault versó una de las anécdotas que el profesor contó sobre su maestro: "Siendo alumno, en esta misma clase, recuerdo ver llegar a Gustavo Bueno despeinado y con el desayuno en la boca, y peleándose con Foucault" y el estructuralismo francés.

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