Festival de Cannes (Día 8): Hausner, Costa y Kitano

El equpo de "Club Zero", en Cannes.

El equpo de "Club Zero", en Cannes. / Mohammed Badra

Pablo Álvarez-Hornia

Pablo Álvarez-Hornia

Club Zero, segunda película en inglés de Jessica Hausner, presenta una sátira sobre el entorno escolar inglés en el que una profesora anima a sus alumnos a reducir progresivamente su dieta hasta el punto de no alimentarse en absoluto. Es una película fría y distante que sin embargo parece tener poco interés por hacer de esto una oportunidad para remarcar los recursos de los que echa mano: al cabo de la película, los constantes y aleatorios zooms, las interpretaciones intencionadamente inexpresivas y la artificiosidad de sus espacios parecen más un capricho creativo de un solo uso que una herramienta valiosa. Se entiende la idea de uniformidad y artificio que rodea las vidas de estos estudiantes y sus familias, y que les lleva a aferrarse a las delirantes propuestas de su profesora, pero no hay mucho más.

En la Quinzaine aparecía una película de similar frialdad aunque propuesta muy distinta: The Feeling that the time for doing something has passed, debut en el largometraje de Joanna Arnow. Aunque comparte inicialmente cinismo con la película de Hausner, este retrato de los saltos de relación en relación de su protagonista sí que concede al final una conclusión que deriva del choque de los segmentos anteriores, aunque no deja de ser cierto que su estructura es más propia de un cortometraje y acaba por reincidir demasiado en los mismos planteamientos, confiando quizás en la fuerza de esa visión tan descarnada que tiene de la sexualidad de su personaje. También en esta sección hemos visto Légua, película portuguesa que encaja en cierto cine del costumbrismo rural de la península que vemos año tras año en el festival con ligeras variaciones sobre los mismos planteamientos temáticos y formales.

Takeshi Kitano y sus protagonistas de la película "Kubi".

Takeshi Kitano y sus protagonistas de la película "Kubi". / GUILLAUME HORCAJUELO

Takeshi Kitano ha presentado su película de samuráis Kubi, a ratos cómica y a ratos descarnada (y en algunos otros ambas al mismo tiempo) en la que sus escasas apariciones como actor, sacando a relucir de nuevo su vis cómica, sirven de pegamento al conjunto. Supone un cierto cambio al tipo de cine en serie que Kitano ha profesionalizado durante muchos años, y habrá que ver si un empujón comercial hace que lo asuma como su nueva tendencia o si se queda en una variación esporádica. Comparte con Kitano este cambio/vuelta a formas anteriores el cortometraje de Pedro Costa As Filhas do fogo, que presenta una estilización muy pronunciada en un musical que resulta más chocante ahora de lo que habría sido en sus primeros años.