En cuanto Rachid Ait Atmane (París, 4-2-93) puso un pie en Mareo para hacer una prueba, Abelardo intuyó lo que a nadie le dio tiempo a ver. "Hay que ficharlo", comentó en voz baja el entonces entrenador del filial tras el término de aquella primera sesión en Mareo. La decisión no se tomó en caliente. Rachid completó una sesión de entrenamientos antes de que el club le ofreciese un contrato por dos temporadas que renovó el pasado verano y lo pusiese bajo la tutela de Abelardo. El Pitu lo tuvo un año en el filial, jugando con regularidad, y lo subió al primer equipo la temporada pasada. Este año Rachid partía como el cuarto centrocampista, pero ha sabido hacerse un hueco y encadena dos partidos como titular (lo ha sido en 4 de los 8 que ha disputado este año) que coinciden con el mejor momento del Sporting esta temporada. En Valencia volvió a ser uno de los más destacados del equipo.

"A nivel personal, estoy contento por esta situación. Pero lo más importante es que cualquiera que está en el campo da el cien por cien para el equipo", señala un Rachid radiante tras la victoria ante el Valencia. Un triunfo que define como "muy importante". A pesar de su estatura, Rachid se caracteriza por su buena visión de juego y su capacidad para filtrar pases. Podría decirse que le pone glamour al juego.

"Estoy aquí e intento aprovechar el tiempo que me dan en el campo. Trabajo fuerte cada día para hacerme mi sitio y no puedo estar pensando continuamente pensando en el futuro", sostiene el futbolista cuando se le pregunta si se ve en condiciones de afianzarse en la titularidad.

El francés desvía siempre la conversación hacia lo colectivo y apunta que "estamos en un momento positivo, pero no tenemos que cambiar nada nuestra mentalidad. A pesar de su juventud, mañana cumplirá 23 años, Rachid ya tiene mundo recorrido y por eso avisa de que "hay que seguir sumando puntos, con esta mentalidad". Es también un jugador ambicioso, como demuestra lo alto que pone el listón para los duelos ante Deportivo y Rayo: "Creo que van a ser dos partidos muy importantes y si podemos sumar seis puntos, mucho mejor".

En Valencia, dio también una prueba de su carácter sosegado y de sus exquisitos modales. Tras el feo gesto de su compatriota Feghouli, que intentó marcar tras la devolución de un bote neutral, Rachid separó al valencianista y puso paz en medio de la tangana. "Yo intentaba calmarle. Esto es un campo de fútbol, no un ring de boxeo. Estamos aquí para disfrutar y que los aficionados disfruten, no para pelear", concluye el centrocampista del Sporting. Abelardo tuvo buen ojo.