Se hizo del Betis desde que le cortaron el cordón umbilical en el hospital porque así lo marca la tradición en la ciudad del Guadalquivir. Es un honor que viene por herencia. Según en la familia en la que se nace, se es o blanquiverde o del Sevilla. "A mí me pusieron la camiseta del Betis nada más nacer", señala el sevillano Jaime Arístegui afincado en Gijón desde hace seis años. Lo afirma mientras posa frente a las "letronas" de los Jardines de la reina con la elástica blanca y verde enfundada, con el número 22 y el nombre de Gálvez a la espalda "una leyenda de los bares sevillanos", y una bufanda que aúna ambos escudos, el del Betis y el del Sporting. Al tiempo, un joven conductor baja la ventanilla del coche y grita "vamos ahí, mucho Betis" con simulado acento andaluz. En cambio, un longevo viandante le espeta "por aquí no volváis como no ganéis al Getafe" a lo que Arístegui respondió irónico "otra vez os volveremos a ayudar". La ayuda está en camino.

El Sporting apela a la amistad con los seguidores béticos para mantenerse un año más en Primera División. Lo sabe bien Jaime Arístegui que no ha parado de recibir guiños y bromas de todos sus amigos y compañeros de trabajo sportinguistas durante toda la semana. La historia pinta bien pues confirma que en su ciudad natal ven clara la victoria frente al Getafe.

Jaime llegó a Gijón hace seis años y se encontró a una ciudad con cariño al Betis, casi tanto como la suya, y lo mejor de todo, sin ningún sevillista de los que poblan el Sánchez Pizjuán. "Mi primer contacto con el Sporting fue muy curioso. Llegué tras la resaca del ascenso con Preciado y fui al Molinón a ver jugar al Sevilla, pero vestido con la camiseta del Betis. Mi sorpresa llegó al ver el campo lleno de banderas y bufandas del Betis", recuerda. Comprobó en ese momento la otra cara de la moneda de la amistad entre aficiones; sostiene que bajo la Giralda aún se recuerdan y cantan los goles del Sporting que mandaron al Sevilla a Segunda División hace años. Poco a poco se percató que ambas aficiones guardaban más de una similitud.

"El Sporting es un equipo muy manque pierda. La Mareona me recuerda a nuestro Betis. Ambas aficiones son de viajar mucho y comparten ese espíritu manque pierda", asegura Jaime. "Me mola ser del Betis o del Sporting, soy fan de esos equipos que sufren donde la ciudad está encima de ellos por algo sentimental. Nadie va ni al Molinón ni al Benito Villamarín a ver buen fútbol; es por cariño y sentimiento con una ciudad volcada apoyándolos", agrega.

Arístegui vino a Gijón para quedarse y, entretanto, creó, en compañía de otros, un grupo musical de rock, "Destino 48", formado por dos béticos, él y su hermano Talo, y tres sportinguistas. Juntos ultiman la salida al mercado de su segundo disco, prevista para después del verano que promocionarán en gira por Asturias, País Vasco, Galicia, Madrid y Sevilla. En el elenco de canciones llevan un tema, que habla del desamor, dedicado a Pablo Caballero, el delantero del Lugo que la temporada pasada aupó al Sporting a Primera en la última jornada tras un gol al Girona. "Te tendré que esquivar si te encuentro en el pasillo / me volverás a fastidiar el mes de febrero / ahora tengo que encontrar un verso que rime contigo y volver a celebrar el gol de Caballero", dice la canción. "Por eso es tan importante que el Sporting se salve, queremos volver a celebrar ese gol y estrenar el disco con el Sporting en Primera", augura Arístegui. Para ello los rojiblancos deberán imponer su letra frente al Villarreal el domingo y el Betis hacer lo propio con la melodía contra el Getafe. Que así suene esta tarde.