El Sporting dio continuidad a las rotaciones y a las pruebas en el partido disputado ayer ante el Feirense, el segundo amistoso veraniego, y en el que estaba en juego el trofeo "Recontro de Valdevez". Los rojiblancos fueron de menos a más ante un recién ascendido a la Primera División lusa que sólo tuvo que sacar provecho de dos fallos inocentes para llevarse el triunfo. Pedro Díaz y Mariño cometieron dos penaltis evitables que desequilibraron un encuentro espeso y con pocas ocasiones. Los rojiblancos despiden esta noche su concentración en Portugal visitando al Río Ave, uno de los habituales en la zona media-alta de la máxima categoría portuguesa, con la idea de ir sumando minutos. El choque se nicia a las 19.30, hora española.

Las pruebas en la primera parte fueron más allá de las habituales rotaciones. Abelardo apostó de inicio por Víctor Rodríguez, como media punta, e Isma López, como pivote, junto a_Sergio, en el centro del campo. El equipo inició el duelo ante el Feirense, eso sí, con el clásico 4-2-3-1 que caracterizó el dibujo empleado durante la pasada campaña. Fue Pablo Fernández, sin embargo, el que acaparó el protagonismo en un periodo con mucho centrocampismo y pocas ocasiones. El joven candasín, que actuó como el hombre más adelantado, tuvo en sus botas la oportunidad más clara tras culminar una de esas acciones grabadas a fuego en la filosofía del abelardismo: presionó hasta la saciedad, robó el balón al central y, en dos toques, finalizó. La manopla de Peçanha evitó el gol y dio un córner en el que Pablo Fernández quiso más, y remató lamiendo el palo. Inquietó el Feirense por dos veces a través de su jugador más incisivo, Machado. Los dos disparos fueron atajados por un Cuéllar que no fue exigido a fondo.

El técnico rojiblanco intentó reactivar el juego moviendo sus peones. Isma López pasó a la mediapunta, Víctor Rodríguez a la izquierda, Juan Mera, a la derecha, y Carmona acompañó a Sergio en el centro del campo. Pruebas que tampoco cambiaron en exceso el escenario.

Sin goles al descanso, el Sporting cumplió con el guion de los primeros amistosos y mudó todo el equipo en la segunda parte. La excepción fue Julio, el único futbolista que disputó los noventa minutos. El mierense fue de menos a más y compensó los cambios de juego y balones largos que nunca encontraron compañero, con dos cortes defensivos que pospusieron el gol local.

Abelardo propuso un 4-4-2, o a al menos, eso dio a entender un Jaime Santos que dejó en varias fases la mediapunta para actuar en línea con Castro. El equipo fue ganando en juego alimentado por Pablo Pérez y Burgui, que abrieron las bandas y oxigenaron el ataque cuando el verde lo permitía. El irregular estado del terreno de juego, con calvas en varias zonas, a consecuencia, dicen los especialistas, de que el césped está afectado por un hongo desde hace unas semanas, invitaba más al choque que a combinar. No fue esta la culpa de que Pedro derribara a Platiny en el área con un agarrón claro cuando había más compañeros cerrando al delantero del Feirense. Tampoco que Mariño, poco después, quisiera regatear en el área al mismo Platiny, perdiendo el balón y tirando al suelo al adversario para remediar esa valentía que, sin embargo, le hizo protagonista durante el primer amistoso. El gesto serio de Abelardo desde el banquillo lo decía todo.

Burgui reanimó a una grada con mayor presencia de sportinguistas que afición local, a través de una de esas acciones que levantan a la Tribunona. El extremeño apuró hasta línea de fondo para dejar atrás a su marca en velocidad, recortó a otro contrario, y forzó una falta cuando se adentraba en el área. Los aplausos aparecieron y los gijoneses parecían venirse arriba, pero no fue ayer día de mucho trabajo para los porteros del Feirense. Lo peor fue que Burgui terminó retirándose a falta de cinco minutos por unas molestias musculares, dejando al equipo con diez. El extremeño, junto a Moi Gómez y Lora, no jugarán esta tarde, ante el Río Ave, en el partido que cierra la semana rojiblanca en Portugal.